La conjunción de esos dos gigantes planetas, Netflix y la industria del entretenimiento coreano, ha sido un ‘matrimonio hecho en el cielo’. Desde el éxito de El juego del calamar (2021) hasta el más reciente hit, Las guerreras K-pop (éxito en la plataforma, en los cines y en las listas de Billboard), la cooperación ha permitido que sigan llegando comedias románticas-históricas como Bon appétit, Majestad.

Protagonizada por Im Yoon-ah (actriz y cantante del grupo Girls Generation) y Lee Chae-min, esta serie reúne lo cómico, lo romántico (no está en los primeros episodios, pero se intuye) y lo cultural, pues la producción aprovecha para ubicarnos en la era Joseon, dinastía que gobernó la península de Corea durante cinco siglos, y nos da un curso exprés sobre la historia, la política, la sociedad y la gastronomía del país.

Una chef especializada en Francia vuela a través del tiempo a la antigua península de Corea, a la corte de un emperador tiránico.

Gastronomía antigua y actual, pues la protagonista, Yeon Ji-yong, es una chef del siglo XXI que es víctima de uno de esos viajes al pasado que son muy propios de la ficción del este de Asia.

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Los dos primeros episodios se estrenaron el sábado 23 de agosto y fueron suficientes para poner a Bon appétit en el primer lugar de las series más populares en Ecuador. El tercer capítulo llegará este sábado 30.

Los primeros minutos no transcurren en Corea del Sur sino en Francia, donde la recursiva chef Ji-Yong se desespera por ganar un reality show de alta cocina que le significará dinero y nuevas oportunidades. Al mismo tiempo debe llevarle a su padre un antiguo volumen de recetas de su país.

El libro, un eclipse de sol y un accidente en el avión atrapan a Ji-Yong en un portal que la lleva hasta su tierra, pero en el pasado, al territorio de Yi-heon, un legendario tirano muy exigente con la comida.

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Desde entonces, para salvar su vida, Ji-Yong cocina, pues ‘su majestad’ hace un trato con ella: o le prepara a diario un plato diferente que le guste, o muere.

Exasperada a menudo por la crueldad y la mentalidad obcecada de Yi-heon, que cree que todo el reino existe para él, Ji-Yong alterna entre desafiarlo abiertamente y tratar de conquistar sus sentidos sutilmente a través de la comida, introduciéndolo a los placeres de un sabor desconocido para la época, la salsa gochujang, hecha a base de chiles rojos en polvo.

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De paso, se gana también al público, pues uno de los puntos fuertes de Bon appétit es el momento en que la chef improvisa un delantal y se pone a guisar productos locales con un toque gourmet. Es inevitable tomar nota de los platos y envidiar al joven emperador.

La comida y la cultura coreana tienen papeles centrales en 'Bon appétit, Majestad'.

Por supuesto, en un reino en el que muchos están agobiados por la actitud caprichosa e irreverente del emperador, y otros ya están pensando en encontrarle un temprano sucesor, la relación de este con su exclusiva cocinera parece sospechosa, y Ji-Yong será vista como el punto débil por el cual atacarlo. Castigada, secuestrada y amenazada, ella repetirá con frecuencia: ‘¡Ya quiero regresar!’.

Ji-Yong no exagera; era una época cruenta. El emperador está basado en un personaje histórico, al que en la actualidad se conoce como Yeonsan-gun (1476-1506), el décimo rey Joseon, al que se considera el peor tirano de su dinastía, sanguinario y mujeriego, que estableció un sistema en el que mujeres de todas las provincias tenían que servir en el palacio como entretenimiento.

Suprimió la libertad de expresión (es decir, la escritura) y la educación, hasta que fue destronado y exiliado, a los 29 años, edad de su muerte. Este polémico nombre fue elegido para enfrentarlo a la cocinera.

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Si es tu primer seriado coreano, ten paciencia (o empieza a habituarte al género con otro título). En vez de venir en el formato usual de 30-45 minutos, cada episodio de Bon appétit, Majestad es un largometraje de una hora y 20 minutos de duración. (E)