Con una propuesta de alta cocina, los cuatro semifinalistas de Masterchef Ecuador (Teleamazonas) compitieron por subir al podio de la final de este show de cocina. La puntuación más baja la obtuvo el fluminense César, por lo que sus compañeros Andrés, Ana y María José se convirtieron en los tres finalistas de la tercera temporada.

La semifinal se desarrolló fuera de estudio, pero tampoco fue en un reto de campo. La casa donde convivieron los 18 aspirantes al título del ‘chef maestro’ por alrededor de 3 meses fue el escenario de la penúltima etapa de la competencia gastronómica.

En el patio de la vivienda, cuatro estaciones de cocina y una gran despensa al aire libre complementaron la escena. La consigna de esta noche fue preparar platillos de alta cocina en 60 minutos, no solo para la degustación de los tres jueces, sino para cuatro invitados especiales, chefs de renombre quienes terminaron siendo los mentores de cada uno de los semifinalistas.

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Como Ana fue la primera en subir al balcón en el programa de ayer, a ella le concedieron la ventaja de escoger su mentor, así como el de sus compañeros; además, podía elegir el orden en que cada uno pasaba a la despensa.

Luego de determinar las tandas, Ana se dio cuenta que cometió un error que le pudo haber jugado en contra. En la entrevista personal confesó que le había parecido entender que el orden que le pidieron para sus compañeros era para cocinar, tal como había ocurrido en otros retos.

Ana escogió al chef invitado Massimo Vessela y se turnó el tercer puesto para acceder a la despensa. El primer turno se lo dio a Andrés, junto con el chef invitado Daniel Kaplan. Al ser el primero, Andrés consideró que obtuvo la oportunidad de seleccionar los mejores ingredientes; él arrasó con los mariscos de la alacena abierta.

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Andrés se decantó por una cazuela, porque dijo que fue el mismo plato que escogió para ingresar al concurso. Daniel le recomendó darle un toque personal, con jengibre por ejemplo, pero manteniendo la sazón tradicional.

Finalmente, el cocinero preparó una interpretación deconstruida de este ícono de la costa ecuatoriana, al que nombró ‘Evolución de mariscos’. Lo suyo fue una salsa de cazuela acompañada de moluscos al vino y ajo con lomito de atún sellado con una capa de sal prieta

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Le siguió César en compañía del chef invitado Rodrigo Pazos, agradeciéndole a Ana por supuesto por también favorecerlo como uno de los primeros en tomar sus elementos. Él apostó por un salmón con salsa holandesa, más una guarnición de quinua con vegetales. Rodrigo le apoyó con detalles de sabor y presentación.

La salsa holandesa le falló a César, porque se le cortó. Él resolvió con una salsa de oca tatemada y salsa de pimientos tatemados, que acompañaron a un salmón curado. Su propuesta se llamó ‘Bomba de sabores’.

A continuación, Ana planificó un lomo a la pimienta, aunque originalmente prefería el salmón que tomó César. Como acompañamiento optó por unas flores de zucchini, zanahoria, tomate cherry, con huevo y gratinados. Además, puso en el plato una cama de champiñones ostra para complementar. El suyo se bautizó ‘Cumpliendo sueños’.

Finalmente en cuarto lugar pasó María José con el chef invitado Santiago Arango. En vez de lamentar ser la última en obtener sus ingredientes, la cocinera aprovechó el tiempo extra para definir sus opciones de platillos.

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Ella se perfiló con yapingachos de camote y salsa de maní, con panceta glaseada en cerveza negra raspadura de panela y jengibre con ají panka, cocinada con verduras; más una guarnición adicional de espárragos salteados con tierra de maíz. La de ella fue una receta que fue definiendo con el experto que la acompañó. La denominó ‘Fusión de sabores’.

Críticas, alegrías y penas

En la devolución, Andrés impresionó gratamente con su deconstrucción; Ana se aseguró su clasificación con una carne bien sazonada y un emplatado clásico, sobrio y limpio. La mezcla de sabores que dispuso María José fue muy buena, dijo el juez y chef Jorge Raush. César fue alabado por su emplatado de vanguardia.

Los siete evaluadores consideraron que la comida de Andrés fue la mejor, calificándola 4.6 sobre 5. En contraste, encontraron que a las proteínas de César les faltaron consistencia. Aunque no era un mal plato, le falló la cocción y eso en efecto lo sacó de la final.

“Para mí las luces se apagan, pero para el resto de mi compañeros continua”, declaró César visiblemente afectado. Entre lágrimas se despidió del elenco asegurando que se iba feliz. “Tomé la decisión más linda de mi vida, que fue venir de Argentina a mí país con este recibimiento (entrar al concurso), fue gratificante”.

Les deseó lo mejor a sus compañeros y recalcó que estaba orgullos de representar a su pueblo Ventanas como el cuarto finalista.

La cena de los finalistas

Mientras los participantes cocinaban los platillos que definirían el Top3, los evaluadores Jorge Rausch, Carolina Sánchez e Irene Gonzalez quisieron regalar una de sus delicias a los concursantes, como un recuerdo de la temporada. Carolina propuso cocinar un fideuá, un plato que se cocina parecido a la paella, pero en vez de arroz, lleva fideo frito.

Durante la cocción, el jurado fue conversando aquello momentos que para ellos fueron los mejores de esta temporada.

Rausch confesó que extraña a María Laura, mucho de hecho, cuando Irene le indagó sobre este tema. Ella fue la quinta finalista y se retiró justamente ayer. “Me hizo llorar de la risa, es una persona muy noble, es una chica que hace falta en cada grupo para bajar la tensión”.

Carolina compartió que María José “entró calladita y ahora es de las grandes” y que César había llega con “una actitud prepotente, pero se le bajaron los humos y aprendió a escuchar” .

No obstante, uno de los platos que más le gustó a la chef y propietaria del restaurante español Ikaro, fue la calderada de Alberta, al cual le encantaría replicar incluso.

Rausch, en cambio, desearía repetir el el puré que César preparó en una ocasión con maduro, maní y coco. “Yo creo que el nivel de los concursantes ha subido, sobre todo en pastelería”, puntualizó.

El cocinero colombiano recordó a los futuros participantes que deben estudiar mucho antes de saltar a este concurso. “A veces piensan que cocinar es tener ciertos gustos, pero no dominan técnicas básicas”, lamentó Irene.

Al finalizar la contienda de hoy, los tres finalistas se trasladaron hacia el mismo comedor donde fueron juzgados, y se encontraron con la cena sorpresa de los jueces. Ana y María José recordaron cómo fueron germinando su amistad desde el principio. Entre ellos compartieron sus palabras más amables con el otro.