Lianas suspendidas, plataformas aéreas, sonidos de bosque y un elenco que se mueve entre ramas formarán parte de Tarzán, el musical, la producción que sube a escena el sábado 25 y domingo 26 de octubre con funciones a las 11:00 y a las 17:00.

Durante 75 minutos, el público verá cómo el escenario se transforma en una selva viva, donde una familia enfrenta la amenaza de perder su hogar. La directora Gabriela Andrade recuerda que la idea surgió de manera espontánea. “Estábamos terminando Snow en diciembre y conversando con Christian Valencia, el compositor con quien trabajo hace años, dijimos: ‘Hagamos algo distinto, más conectado a nuestras raíces’. Y apareció Tarzán. Pensamos que ese universo nos permitiría hablar de la naturaleza, de lo humano y de lo que somos como país”.

En esta versión todo el guion y la música son originales. “El nombre es libre de derechos, pero lo que contamos y cantamos es nuestro”, explica Andrade. La creación tomó varios meses entre escritura, diseño escénico y ensayos. Más de treinta artistas dan vida a los personajes y animales que habitan la selva, mientras un equipo técnico de más de cincuenta personas trabaja detrás del escenario.

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La visión para un elenco de ensueño

La directora detalla que en los procesos de audición participaron más de cien personas. “Buscábamos movimiento, fuerza física, capacidad de interpretación. Cada uno de los miembros del ensamble representa a un animal y eso requiere cuerpos expresivos”, dice Andrade.

En el elenco participan Cristina Alcívar, Carolina Aguirre, Claudia Camposano, Dayana Senges, Leonardo Salcedo, Victoria Guschmer y Ana Paula Moscoso.

El resultado es una puesta en escena donde la acrobacia se vuelve parte del lenguaje teatral. Tarzán literalmente vuela sobre el público, sostenido por lianas que recorren toda la sala principal. “Lograr esos vuelos dentro del teatro ha sido una tarea compleja, con pruebas y medidas de seguridad rigurosas”, comenta Andrade.

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Hugo Alejandro, Cristina Alcívar, Carolina Aguirre, Claudia Campozano, Dayana Senges, Victoria Guschmer y Ana Paula Moscoso, son parte del elenco que protagoniza la obra. Foto: Cortesía

El actor que da vida a el “Rey de la Selva”

Hugo Alejandro, quien interpreta al protagonista, vive el reto desde otro ángulo. “Me preparé físicamente un mes y medio antes de empezar los ensayos. Llegué con raspones y moretones, pero es parte del personaje. Tarzán no era perfecto y eso me ayuda a sentirlo real”, detalla el actor, quien cumple diez años de carrera en 2025 y lo celebra en el mismo teatro donde debutó.

“Ha sido un proceso exigente. Lo físico pesa, pero vale la pena cuando sientes que el personaje respira contigo”, agrega. Además del entrenamiento corporal, Hugo asume un papel con múltiples capas. “Aquí no hay un héroe solitario, hay una familia. Cada personaje tiene un rol importante, y cuando uno falta, otro toma el liderazgo”, comenta.

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Hugo Alejandro, protagonista del musical, celebra diez años de carrera interpretando a Tarzán en el Sánchez Aguilar. Foto: Cortesía

Una obra con elementos para todo el público

La obra también incorpora el lenguaje de señas: “Es la manera en que él aprende a comunicarse. Es un detalle que emociona”, añade Andrade.

La música, compuesta por Christian Valencia, recorre diez canciones que mezclan ritmos contemporáneos con instrumentos tradicionales, como marimbas y charangos. “Queríamos que sonara a nuestra tierra, sin perder la energía de un musical”, apunta la directora. Las piezas fueron grabadas con voces del elenco. Mientras que las coreografías que las acompañan tienen la firma del bailarín guayaquileño Pedro Moscoso.

La inversión total ronda los $50.000, una cifra que, según Andrade, refleja el tamaño del proyecto. “Montar una obra de este nivel implica escenografía aérea, vestuario especializado y equipos técnicos de alto costo. Lo hacemos con pasión, pero sobre todo con la esperanza de que el público responda”, explica.

‘Tarzán’ podría ir a escenarios internacionales

Después del estreno en Guayaquil, Andrade sostiene que habrá presentaciones en Quito y Cuenca, y existe la posibilidad de una versión internacional en México. “Las historias que nacen pueden viajar y seguir creciendo con el mismo corazón con el que se iniciaron”, declara.

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El público podrá vivir la experiencia completa desde antes de que se levante el telón. En el área exterior del teatro los niños tendrán un espacio con juegos, laberintos, actividades manuales y un parque inspirado en la selva: “Queremos que la gente salga del teatro con un mensaje positivo y ganas de abrazar a su familia, porque eso, al final, es lo que mantiene viva cualquier obra con propósito”, finaliza Andrade. (E)