“No es solo por el diésel”. Con este escrito en sus redes sociales, la activista ecuatoriana Nina Gualinga empezó su defensa de las acciones del paro en Ecuador.
“Es la respuesta a una serie de decisiones regresivas, inconstitucionales y peligrosas que afectan a toda la sociedad ecuatoriana”, argumentó. “Por poner en riesgo al Estado de derecho y por la represión y uso de la fuerza excesiva contra los ciudadanos ecuatorianos”, dijo, citando también el extractivismo y el “racismo institucional” entre las razones de la movilización.
Continuó enumerando las virtudes de los pueblos indígenas, la lengua, la diversidad, los cultivos, la tierra. “Este país no existe sin nosotros”.
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Explicó que no se unió a una marcha pacífica en Puyo y se quedó en su comunidad porque tenía que llevar a su hijo a la escuela. Una escuela que, comentó, carece de suficientes aulas y de elementos básicos como paredes.
Se sostuvo en que el diésel no debe ser subsidiado, sino que hay que disminuir el consumo de los combustibles fósiles. Pero alegó que las protestas de las comunidades indígenas y otros grupos sociales no son únicamente por esa causa, sino contra el modelo político: “Extractivista, autoritario y regresivo”, reiteró.
Las comunidades, expresó, no han dado un consentimiento informado para nuevos proyectos petroleros. “Se ha fusionado el Ministerio del Ambiente con el de Energía y Minas, como quien mezcla agua con veneno (...). Eliminó el Ministerio de Derechos Humanos y de la Mujer”.
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Rechazó el intento de instalar una asamblea constituyente como lo peor: “Desde ya podemos anticipar un retroceso de los derechos colectivos y de la naturaleza”.
Finalmente, protestó contra la criminalización de las protestas. “Ha abusado de los estados de excepción”.
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Originaria de la localidad de Sarayaku, provincia de Pastaza, e hija de la lideresa comunitaria Noemí Gualinga, Nina rechazó lo que considera declaraciones discriminatorias contra los pueblos indígenas y apeló directamente al presidente Daniel Noboa, indicándole cómo se vive en el campo y en las comunidades indígenas. “Acaso no se da cuenta de que su pelea no debería ser contra la gente que sostiene este país con sus propias manos”. (I)