Diez millones de dólares. Ese es el monto que el falso millonario Simon Leviev obtuvo de múltiples mujeres enamorándolas a través de Tinder y pidiéndoles que lo ayudaran con dinero temporalmente, porque sus onerosas y exorbitantes cuentas estaban siendo vigiladas por sus “enemigos” o los enemigos de su familia, ya que para variar se había hecho pasar por el hijo de una de las personas más ricas del planeta.

Esa cifra la recaudó entre 2017 y 2019, según reveló un reportaje de The Times of Israel, país de donde Leviev (también conocido como Shimon Yehuda Hayut) es oriundo. Pero el resultado de sus estafas recién lo conocimos este año gracias al documental de Netflix El estafador de Tinder.

‘Me enamoró, me ilusionó y se me llevó $ 250.000′: Tinder, otra vez en la polémica

Más allá de mostrarnos los trucos del romántico timador, y lo vulnerables que se sintieron estas mujeres en la búsqueda del amor y de su príncipe azul en la superpopular aplicación de citas, el documental también evidencia la práctica del difundido esquema Ponzi, una maniobra que, a pesar de ser antigua, lamentablemente no ha perdido vigencia.

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El esquema Ponzi se llama así por Carlos Ponzi, un delincuente italiano que ideó esta trampa en la primera mitad del siglo XX. Se trata de una cadena de préstamos en serie en la cual el estafador pide un crédito a un “inversionista”, a quien le paga su deuda con el dinero que le ha dado su siguiente víctima, para repetir una y otra vez esta misma acción. Por eso, también se lo conoce como estafa piramidal, porque los nuevos inversores, la base, pagan a los de arriba y así sucesivamente.

Ponzi embaucó a distintas personas durante la década de los 20 en Estados Unidos. A lo largo de su vida, estuvo en la cárcel al menos tres veces, todas ellas por delitos relacionados con fraude. Variados archivos periodísticos lo registran como un hombre estrafalario que vestía los mejores trajes y se desplazaba en los más lujosos vehículos. Es una vida similar a la mostrada en redes sociales por el “príncipe de los diamantes”, ya que Simon Leviev aseguraba que era el heredero de Lev Avnerovich Leviev, un empresario israelí conocido como el “rey de los diamantes”.

Así reaccionó el ‘estafador de Tinder’, Simon Leviev, al documental de Netflix

Simon Leviev engañaba a mujeres que conocía en la aplicación de citas.

Quienes recuerdan el documental habrán notado que lo que pedía prestado a una de las chicas Leviev lo empleaba para financiar su fastuoso estilo de vida y así sorprender a su siguiente conquista, y a esta le pedía dinero para asombrar a la próxima. El “estafador de Tinder” tenía que mantener este ritmo de engaños, porque debía sostener a cada momento su farsa de hombre millonario.

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La estafa de Ponzi suele reconocerse cuando una persona (natural o jurídica) presenta una rentabilidad demasiado alta y en muy poco tiempo a prospectos de inversores. Eso ocurría con Leviev: al presentarse como una persona a la que no le faltaba nada, su rentabilidad en su caso eran los lujos ilimitados que se permitía junto con sus compañeras.

Al ver la situación de supuesta solvencia, las personas son convencidas para invertir o prestar su capital. Tal como le pasó a las conquistas de Leviev, que creyeron en su fachada y entregaron sus ahorros y hasta dinero prestado de bancos apenas él se los pidió, con la excusa de que presuntamente estaba en peligro.

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Esta es la joven latina que salió con el ‘estafador de Tinder’ y no cayó en sus engaños

Simon Leviev, bautizado como el "estafador de Tinder", se ha dejado ver en sus supuestas redes sociales con un auto Ferrari que presuntamente es de su propiedad. Foto: Captura de Instagram

Generalmente, en el fraude Ponzi los intereses del dinero depositado o prestado son pagados con el dinero que invierten los nuevos clientes. El desfalco sale a la luz cuando el timador deja de pagar a sus inversores. Simon Leviev nunca pagó ni un centavo a sus víctimas, incluso a cada una le hacía creer que le devolvería mucho más de lo que ella le había prestado.

Actualmente está prófugo y las mujeres a las que ha engañado siguen pagando los préstamos que han tomado para ayudarlo. Y según el desenlace del consabido documental, Simon Leviev mientras tanto deambula por las calles de Tel Aviv en un Ferrari (que probablemente consiguió con los fondos de nuevas engañadas).

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