Cuando en 1987 el japonés Nobuo Uematsu puso música con un sencillo teclado a la primera parte de Final Fantasy, “nunca” imaginó que se convertiría en uno de los más afamados compositores para videojuegos y que su música, muy ligada a esta saga, sería interpretada por grandes orquestas de todo el mundo.

“Me siento muy feliz y afortunado por que esta música para juegos y compuesta por un japonés sea interpretada mundialmente por grandes orquestas, es un orgullo y algo que nunca imaginé que pasaría”, comentó el artista, invitado a la primera edición de San Diego Comic-Con de Málaga, ciudad del sur de España.

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Uematsu (Kochi, Japón, 1959) trabajaba en una tienda de música cuando recibió sus primeros encargos para poner sintonía a videojuegos. Fue el éxito de Final Fantasy lo que definitivamente lo embarcó en una senda profesional a la que él ayudó a dar forma.

“Las consolas se fueron desarrollando poco a poco y la música que podía incorporarse al principio igual hoy nos parece un poco cutre, pero para mí era mucho más original”, defendió ante el enorme salto que dieron sus propias composiciones a medida que la tecnología permitió hacerlas tan exuberantes como las BSO (bandas sonoras originales) de películas.

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Él, que hace más de 20 años vio sus partituras interpretadas por la Orquesta Filarmónica de Los Angeles (EE. UU), destaca cómo fue Japón el primer país que lanzó esta categoría musical y que poco a poco, sobre todo en la última década, se ha logrado el reconocimiento entre el público y el resto de compositores.

Creador de numerosas bandas sonoras para videojuegos, su nombre ha quedado sobre todo ligado a Final Fantasy, algo que “no lamenta” y que achaca a “la casualidad”.

Paulatinamente, no obstante, cada vez se prodiga menos como autor integral de una BSO (en 2024, por ejemplo, ya se ocupó solo del tema principal de Final Fantasy VII Rebirth).

“Se tarda de uno a dos años en lograr una banda sonora para un videojuego y eso me quita tiempo de poder centrarme en otros trabajos. Pero eso recientemente he decidido dejarlo de lado”, explica a sus 66 años, con una sonrisa y ataviado con ropa muy informal y deportiva.

Otros más jóvenes empiezan a tomar su lugar en la famosa saga, nombres como Masayoshi Soken, Masashi Hamauzu y Yoko Shinomura, con los que ha colaborado para completar las diferentes bandas sonoras, pero no se atreve a aventurar cuál podría convertirse en su heredero natural.

“Son amigos para tomarse una cervecita y cada uno de ellos hace una interpretación especial. No podría elegir, ni se me ha ocurrido pensar en ninguno como mi heredero”, concluye diplomático. (E)