Dirigida por el maestro Dante Anzolini, la Orquesta Sinfónica de Guayaquil presentó un concierto de música sagrada este 14 de abril. La participación especial fue de Isaac Delgado, quien en el violín abrió el último número de la noche, Amazing Grace (Sublime gracia, John Newton, 1779), ante el auditorio lleno de la iglesia Casa de Fe (vía a la costa).

Anzolini presentó al inicio dos piezas de principios del siglo XX, parte de Vetrate di Chiesa, de Ottorino Respighi, una composición en cuatro partes. Los movimientos elegidos fueron uno sobre la huida de María, José y el niño Jesús (La fuga en Egipto) y el segundo, El matutino de santa Clara, un oratorio. Invitó a los asistentes a escuchar una música a la que tal vez no estaban acostumbrados, “para que nos entendamos en momentos de guerra”.

“Esta es la relación con Dios traducida a la música, que tiene una cualidad meditativa de la relación personal, privada de nosotros cuando en silencio estamos orando”, explicó el director. “Espero que esto nos ayude a entender nuestra idea de unir los credos, de tocar por primera vez para ustedes”, añadió, al explicar la colaboración entre la Sinfónica y los distintos grupos que participaron.

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Detalle de las voces femeninas del Coro Adventista de Guayaquil. Foto: Cortesía

El pastor Giancarlo Guidobono dio la bienvenida y presentó también al Coro Adventista de Guayaquil, que interpretó The Old Rugged Cross (En el monte Calvario, George Bennard, 1912) y Wonderful Words of Life (Bellas palabras de vida, P. P. Bliss, 1874).

Además, Anzolini afirmó que la música tradicional de la Iglesia evangélica le es cercana, ya que hace años concursó en Estados Unidos para el puesto de director y organista, la única persona blanca en una congregación afroamericana. “En toda la historia de esa iglesia, fui el primero y el último. Este repertorio lo aprendí con ellos, por eso me parece impresionante escucharlo en castellano, porque lo sé en inglés”.

“Lo más bello que van a escuchar son estas dos últimas piezas, creo yo”, anunció a continuación el director; “esta (Wonderful Words), porque tiene un empuje fabuloso, de vitalidad asombrosa, está enmarcado en la comunidad negra de los Estados Unidos y la blanca también. Engloba un estilo que ellos llaman Christian rock”. Y la última sorpresa, dijo, sería en realidad asombrosa, con una pieza que a menudo le pedían que improvisara en el piano. “Por eso mi relación tan tremendamente sentimental con estas dos piezas”.

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Se refería a Holy, Holy, Holy (Santo, santo, santo, Reginald Heber, principios del siglo XIX), antes de que Delgado saliera al escenario para interpretar la introducción de la canción poema Hallelujah (1984), de Leonard Cohen, para luego pasar a Amazing Grace, con arreglo de Matt Riley.

Durante el evento también intervino la directora del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación (IFCI), Lorena Robalino. “Espero que sea el preludio de muchas expresiones de reciprocidad y de conciertos presenciales, con aforo completo. Que la música que escuchemos hoy sirva para encontrar el camino a la resiliencia, que los guayaquileños necesitamos, que el mundo necesita”. (E)

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La actriz, socióloga y comunicadora guayaquileña Lorena Robalino. Foto: Cortesía