La guayaquileña María Cecilia Jurado Noboa siempre supo que quería cantar, pero también siempre percibió que más allá de la voz, la música escondía otro ‘superpoder’ y se propuso atraparlo a través de la musicoterapia, disciplina en la que se especializó y que le permitió entender a profundidad los efectos y beneficios de la música y a qué niveles, incluso neurológicos, actúa.