Un recorrido durante las últimas horas de la Feria Internacional del Libro de Guayaquil, que se desarrolló del 20 al 24 de septiembre en el Centro de Convenciones Simón Bolívar, nos permitió saber cómo les fue a algunos de los libros de autores ecuatorianos, a los que se presentaban como primeras obras y a los que se agotaron.
En el estand de editorial El Fakir, Verónica Mosquera compartió que los lectores se interesaron mucho por En la punta del meñique, primera novela de la joven guayaquileña Ariana R. Orozco. “Nos gustó muchísimo trabajar con ella porque no solo trabajó mucho en su texto, sino que es artista gráfica e hizo todas sus ilustraciones, la diagramación y el diseño del libro”. Ahora está haciendo una maestría en Seúl, Corea del Sur. Fue una de las ganadoras del Premio Nacional de Artes Mariano Aguilera para artistas emergentes, en el año 2022.
En la punta del meñique, indicó Mosquera, está recomendada para lectores a partir de los 10 años. Su protagonista es una niña que llega a vivir con su abuela, pero al poco tiempo esta desaparece. Así que decide encontrarla, aunque tenga que cruzar a otro mundo.
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También se destacó el colorido trabajo de la historietista e ilustradora colombo-ecuatoriana Power Paola (Paola Gaviria Silguero), de la cual tenían Virus tropical (2009) y Todas las bicicletas que tuve (2022), en la que emprende un viaje en esta “máquina impulsada por uno mismo”, un vehículo de libertad.
Camilo Larrea, director creativo de la editorial Alectrión, habló de dos libros presentados en la FIL. Uno es Terapia electroconvulsiva, de la estudiante de periodismo Lucy Jara Zea, que no es un texto médico sino una narración de su experiencia como paciente en una clínica psiquiátrica. “Ha conmovido mucho a los lectores, estamos teniendo reacciones muy importantes”, contó Larrea. “Se acercan, conversan con ella y afloran muchísimas emociones. Tiene un punto de vista personal bonito y a la vez duro; las ilustraciones (de Adriana Vinueza) contrastan con la dureza del relato”.
En este puesto tuvo aceptación En la mitad está el reino, de Jakk (Juan Marco) Cabrera Plaza. Una novela “callejera, de personajes del submundo y de las relaciones entre ellos”. Gira en torno al tema del póker y las apuestas. El escritor riobambeño es también autor de Lo inextinguible y de Canción rota.
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Más allá, el quiteño Esteban Poblete se alegraba de la recepción de dos de las novelas de su saga La tetralogía de Q (Tres cantos fúnebres para ella y Tremolar), y lamentaba no haber traído la tercera parte recién editada (El dragón en la flor). Especifica que la Q no es de Quito. “Es un pueblo inventado en el que ocurre un populismo; esta novela lucha contra las aspiraciones de las aldeas que quieren ser pueblo, y cuando lo logran, quieren ser ciudad, se creen cosmopolitas y no han dejado de ser un pueblo. En la Feria me ha ido muy bien”, aseguró, y pronto se fue a atender a un lector que le preguntó qué hacer para ser un buen escritor de ficción. “Aliméntese de los mejores escritores de ciencia ficción”, fue el consejo, y así empezaron la conversación.
A pocos metros estaba una de las estaciones más llamativas de la feria, por sus grandes carteles amarillos que anunciaban descuentos. Era Conde Mosca, dedicada a libros de literatura, filosofía y arte nuevos, de medio uso y antiguos. El asesor Marcelo Recalde explicó que decidieron hacer una selección de libros de segunda mano, y los visitantes hicieron el resto al ver los precios: desde un dólar hasta varios cientos.
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“La literatura clásica es la que más se vende. En el caso de la ecuatoriana, Los que se van (Demetrio Aguilera Malta), Los Guandos (Nela Martínez y Joaquín Gallegos Lara) y Entre Marx y una mujer desnuda (Jorge Enrique Adoum), son de los más queridos y apetecidos por los autores guayaquileños”.
En el Fondo de Cultura Económica, Fabián Ayala destacó a la artista visual quiteña Sozapato (Sofía Zapata Ochoa), quien ha ilustrado A través del espejo (y lo que Alicia encontró allí), de Lewis Carroll. También tuvo buena suerte Poéticas de Guayasamín (2022), del escritor y político mantense Raúl Vallejo. “Y hemos traído una reimpresión de Las cruces sobre el agua (1946), de Joaquín Gallegos Lara, a la que le ha ido bastante bien”.
Para Mono Comics, la obra estrella fue el segundo número de La edad no importa, obra colectiva de Carlos Mendoza, Mauricio Gil, Christopher Olaya, Andrea Vilches y Claudia Játiva; la tercera y cuarta parte de esta serie están en desarrollo. Además, presentaron durante la FIL Guayas y la máquina del tiempo, cómic escrito por el actor argentino radicado en Ecuador Poen Alarcón e ilustrado por Mauricio Gil. En la historieta, un abuelo inventa una máquina del tiempo y trae al legendario Guayas al presente; trata de regresarlo, pero (esto motiva la serie) no pueden, y al momento están en el Antiguo Egipto.
Y en el puesto de la Universidad Andina Simón Bolívar, si bien su fuerte es la oferta académica, los libros de sus docentes tuvieron un buen fin de semana, dijo Patricia Mirabá, del área de Publicaciones. Es el caso de Ensayos en caída libre (2023), de Leonardo Valencia, que fue el más vendido.
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En un estante cercano está Mamá Zoilita, reina de la Bomba, y la memoria colectiva afrochoteña (2023); es un testimonio de la vida de esta mujer del valle del Chota y sus aportes a la cultura de su región. La autora de este testimonial es la hija de Zoilita, Jacqueline Pabón Espinoza.
A esos dos títulos se suma Don Maca, el Robin Hood Manaba. Vida, muerte y memoria de un ‘bandido social’ (2023), de Enrique Ayala Mora, que estudia la vida (y la muerte violenta) de Macario Briones, quien para unos fue un jefe criminal y para otros un justiciero o benefactor. Muchos de estos libros se fueron en manos de algunos de los más de 30.000 visitantes que tuvo la FIL Guayaquil este año. (E)