En 2023 llegó Contradeseo, segunda novela de la colombiana Gloria Susana Esquivel, una historia descrita por varios comentaristas con la palabra “claustrofóbica” (lo es), con una protagonista que pasa de una relación viciada a otra en una especie de búsqueda de refugio.
Gloria Susana es también la conductora del pódcast Womansplaining, que da pie a la charla del mismo nombre que sostuvo el miércoles de esta semana en la Feria del Libro de Guayaquil. ¿Y qué significa esa palabra? Es obviamente una respuesta al mansplaining (o machoexplicación, el acto de un hombre que “explica o le enseña” algo a una mujer presuponiendo que ella no lo sabe o no lo entiende tan bien como él… (porque es mujer).
Pero es una respuesta que no se desquita tratando al otro con condescendencia, sino que se dedica a hablar de la obra y el pensamiento de las mujeres, sus necesidades y sus derechos.
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Womansplaining: Poner en palabras las experiencias que las mujeres viven como secretas.
“Justo esa era la idea (...), se me ocurrió que sería la manera en que las mujeres explicamos el mundo por medio de la conversación y de las preguntas. Me parecía un muy buen nombre para un espacio que busca generar más conocimiento sobre la realidad de las mujeres frente a ciertos temas que vemos de formas distintas”, manifiesta.
El proyecto, según ella, no tenía grandes ambiciones; era un momento de desahogo y de encaminar la curiosidad de la escritora, pero se encontró con la respuesta de las mujeres que querían contar sus historias de forma fresca, sin enfrentamientos.
Una literatura joven creada por mujeres, y en español
Gloria Susana siente que las mujeres latinoamericanas empezaron a abrirse espacios por medios no convencionales alrededor de 2010. “En Colombia, desde hace unos cinco años más o menos, hay una expansión de los clubes de lectura de mujeres”.
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La explosión de las mujeres narradoras lleva aún más tiempo. “Pero hace diez años era muy difícil conseguir, por ejemplo, literatura ecuatoriana en Colombia, a pesar de que somos vecinos”, dice, atribuyéndole a las editoriales independientes el mérito de que los libros lleguen más lejos.
Así ha descubierto a Yuliana Ortiz (“la comenzaron a publicar en Colombia en dos editoriales y (le) pareció muy potente como poeta y narradora”) y a la española Irene Solà (“sus novelas tienen mucha potencia en la manera en la que hablan del mundo”).
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Y ya que dijo novelas volvamos a Contradeseo, ese libro que desde el inicio crea una atmósfera de encierro. La protagonista, Silvia, es echada de la casa de su pareja en un país que no es el suyo, en el que se habla un idioma que no domina, y pide posada “por unos días” en casa de una pareja amiga (de ella y del ex).
Su indefensión a momentos puede ser exasperante y Gloria Susana lo reconoce. “No sabía cómo la iban a tomar los lectores; es muy claustrofóbica y puedo entender que alguien decida no leerla o dejarla atrás”, asegura, “porque da mucha angustia”.
Pero quería contarlo. “Me interesaba explorar la manera en que las relaciones a veces nos confinan, pero también el que nuestra propia mente nos hace pensar que el mundo es muy pequeño o que sin esas relaciones no tenemos posibilidad de vivir”, agrega.
Silvia se hace pequeña para recibir protección de su novio, luego se instala en su vulnerabilidad en casa de sus amigos, sin deseos de incomodar, pero sin planes concretos para independizarse. “Me llamaba la atención un personaje así, que no sabe lo que quiere y que tiene en su cabeza los mandatos de casarse y tener hijos porque sí”, comenta.
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No desesperen, lectores, porque Gloria Susana incluyó en su narración “varias cachetadas” (oportunidades dadas por la vida, por supuesto) para que esta mujer salga de esa trampa en la que se ha metido.
Los libros Contradeseo, Animales del fin del mundo (2017) y el libro de no ficción ¡Dinamita! Mujeres rebeldes en la Colombia del siglo XX (2020) están en la FIL Guayaquil; la autora los presentará hoy a las 19:00, en el Centro de Convenciones Simón Bolívar.
“Es la primera vez que vengo a esta ciudad. Estuve en Quito el año pasado y me sorprendí de lo poco que hablamos de Ecuador, siendo un país tan parecido y tan cercano, somos de verdad hermanos; Quito es muy similar a Bogotá culturalmente”.
Pero los libros, se ha fijado, son otro asunto: mutan según el lugar en que se lean. “Lo que me preguntan en otros países (en Europa) es muy distinto a lo que me preguntan acá”, dice. Y también entre las inquietudes de colombianos y ecuatorianos hay sutiles diferencias; parecidos pero no idénticos.
“He tenido mucha emoción de este encuentro con los lectores; me muestra partes de los libros de las que yo, tal vez, no era tan consciente”. (F)