El fotógrafo Víctor Álvarez Rodríguez, colaborador de varias agencias de publicidad y durante casi 20 años de Diario EL UNIVERSO, falleció en Guayaquil el miércoles 29 de octubre a los 62 años, dejando una colección de doce libros sobre cocina y turismo.
Se aficionó a la fotografía en su adolescencia, documentando sus paseos de los fines de semana, ahorrando para comprar y revelar las películas. A los 19 años ya estaba trabajando en un estudio fotográfico en el que a veces veía a las celebridades de la televisión. Pero no fotografiaba, sino que estaba en la atención al cliente.
Sin embargo, un giro en el negocio llevó a su jefe a capacitarse en fotografía publicitaria, y Víctor fue parte de ese crecimiento. Así adquirió habilidad para armar escenas, en especial las de la mesa; la fotografía de cocina fue una de sus especialidades y siempre prefirió preparar los platos para las producciones.
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Entró en el año 2000 a EL UNIVERSO para trabajar en el área de revistas; hizo portadas, perfiles, fotonovelas, producciones en estudio y también fuera de la ciudad; viajó por todo el Ecuador buscando el escenario perfecto.
En este Diario estuvo hasta 2019, año en que se dedicó a idear su emprendimiento, que debía estar ligado a la cocina. Así, abrió el restaurante ComiVar, en el norte de la ciudad.
Sus compañeros de décadas hablan de la experiencia de haberlo conocido.
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“Siempre recordaré a Víctor como un gran compañero, un caballero y un artista de la fotografía de la cual me enseñó mucho de este arte”, menciona Francisco Verni, su amigo y fotógrafo de este Diario, y con quien laboró durante 16 años.
El fotógrafo ecuatoriano Jorge Peñafiel destaca varias de las cualidades de su amigo. “Víctor, buen compañero, con carácter, excelente fotógrafo con mucho talento; cuando algo no le gustaba te lo decía de una, no con rodeos. Tenía algunas frases que siempre repetía”.
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“Él era una persona superhumilde, bondadosa, capaz de dejar de comer para darte a ti. Del grupo de compañeros de EL UNIVERSO, él era quien cocinaba y lo hacía superbién. Era muy unido a su familia, a sus padres, a sus hermanos. A él le encantaba la Navidad. Era un fotógrafo excelente, uno de los mejores de la fotografía publicitaria. Conocí varios de los libros que él hizo de fotografía”, indica el reportero gráfico Martín Herrera.
Cecilia Zúñiga, periodista de este Diario, compartió con Víctor en distintas coberturas. “Tenía un buen ojo para la fotografía, en especial para las que abordaban temas de moda, de gastronomía, de turismo, de belleza. Le gustaba que sus fotos salieran perfectas, con el mensaje, la intención y el concepto que quería demostrar. Hoy, el país y Guayaquil pierde a un gran lente de la fotografía, una persona excepcional que trabajó por muchos años capturando las mejores postales, sonrisas y la esencia de las personas y de la vida”. Agrega que lo recuerda como una gran persona, a la que le gustaba también el mundo gastronómico. “Tenía una buena sazón. Le gustaba experimentar y crear en la cocina”.
“Era un gran profesional que le gustaba todo a su ritmo y manera, porque era perfeccionista y le gustaba que todo salga bien. Cuando almorzábamos juntos, mientras trabajamos en el Diario, siempre compartimos anécdotas que nos hacían reír y volvían más amena la jornada”, señala la comunicadora Patricia Bajaña.
“Creaba los escenarios, los ambientes, era muy buen productor”
Hace casi 24 años, el fotoperiodista Carlos Barros conoció a quien tiempo después se volvió su amigo. “Cuando llegué, él tenía meses trabajando en el Diario antes que yo. Él llegó para hacer fotos para La Revista, de moda, las fotos de la portada. Era uno de los mejores fotógrafos en esa línea, él también producía muy bien, creaba los escenarios, creaba los ambientes, era muy buen productor. Les facilitaba siempre el trabajo a todos. Era una gran persona, y era difícil para él decir que no. Le gustaba ayudar a los otros, enseñar, no era egoísta con nadie. Vivió como él quería, un gran decorador, excelente cocinero y un gran amigo”.
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“Generoso, detallista y gran amigo. Víctor tenía una personalidad divertida, siempre te recibía con una sonrisa, no se complicaba por nada, siempre buscaba la forma de resolver. No era solamente un gran compañero y fotógrafo, era un amigo que brindaba su apoyo a todos, daba buenos consejos y siempre tenía una frase acertada. Era el mejor anfitrión y cocinaba delicioso”, dice Stephanie Gómez, editora de La Revista y Entretenimiento de este Diario.
Mafer Maldonado, quien trabajó de cerca con él como productora de La Revista, lo recuerda así: “Víctor y yo fuimos compañeros por quince años, todas las semanas era una nueva aventura. Siempre fue un hombre trabajador, atento al detalle, creativo y buen compañero. Aprendí mucho de él, compartimos muchas producciones, viajes y momentos que los llevo conmigo como la mejor etapa de mi vida”.
“Trabajar con Víctor era parte de la experiencia de hacer revistas en EL UNIVERSO. Era calmado y observador. Conversaba con el entrevistado, tenía paciencia, lo esperaba hasta que se sintiera en confianza, especialmente si era un niño", recuerda la periodista de revistas Dayse Villegas. “Me acompañó en cientos de producciones para el suplemento infantil Mi Mundo, hizo manualidades, compuso escenas con disfraces y juguetes. Que estuviera a cargo de la fotografía te daba confianza, era muy atento a los detalles". (I)





















