La duquesa de Kent, Katherine, murió el pasado 5 de septiembre a los 92 años. Su funeral se celebró este martes en la catedral católica de Westminster, en Londres, siendo el primer funeral católico para un miembro de la familia real británica en la historia moderna.
Katherine había nacido en 1933 y se casó con el duque de Kent, primo de la reina Isabel II. En 1994 se convirtió al catolicismo, algo inusual en la realeza británica porque, desde 1701, las leyes vinculadas a la Iglesia anglicana habían mantenido un fuerte control sobre la fe de sus miembros. Aunque su decisión no la apartó de la familia, sí marcó un precedente.
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El funeral contó con la presencia del rey Carlos III, así como de los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina. La reina Camila no asistió por problemas de salud. El servicio incluyó una misa de réquiem oficiada por el cardenal Vincent Nichols y la interpretación de un lamento escocés con gaitas, la misma pieza que sonó en el entierro de Isabel II en 2022.
El féretro, hecho de sauce inglés y cubierto con un estandarte real, fue llevado por guardias reales. Después de la ceremonia, los restos de la duquesa fueron trasladados al cementerio de Frogmore, en Windsor, donde se realizó una sepultura privada.
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El papa León XIV, a través del nuncio apostólico en Reino Unido, envió un mensaje de condolencias en el que destacó la labor de la duquesa en organizaciones benéficas y su cercanía con los sectores más vulnerables. (I)