El soul perdió a una de sus voces más profundas. D’Angelo, figura esencial del R&B moderno, murió este martes a los 51 años, según confirmó su familia. El músico estadounidense enfrentaba un cáncer que mantuvo en reserva.

Nacido como Michael Eugene Archer, el artista fue un pionero del sonido que en los noventa redefinió la música negra. Su mezcla de funk, hip-hop y soul clásico lo convirtió en referente inmediato de una generación que también tuvo a Erykah Badu, Lauryn Hill y Common.

En 1995 publicó Brown Sugar, su primer disco, con temas que unían espiritualidad, deseo y groove. Pero fue en el año 2000, con Voodoo, cuando alcanzó el punto más alto de su carrera. De ese álbum salió Untitled (How Does It Feel), la balada que lo llevó al número uno y que también lo convirtió en símbolo cultural por un video donde aparecía casi desnudo frente a la cámara.

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Su camino fuera de los reflectores

Esa exposición lo agobió. Durante años, D’Angelo se alejó de los escenarios y de la fama. En entrevistas posteriores habló de su lucha contra la depresión, las adicciones y la presión de ser visto más como imagen que como músico.

Volvió en 2014 con Black Messiah, un trabajo político y emocional que reafirmó su talento como compositor y productor. Aquella obra se transformó en una de las más comentadas de la década y lo devolvió al centro de la conversación.

D’Angelo deja una carrera breve, pero imposible de olvidar. En vida, siempre rechazó las etiquetas: “Yo hago música negra”, decía. Esa definición bastó para entender su legado. (I)

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