No ha regresado al país hace más de un año. Dice que salió por vacaciones a Estados Unidos. Estando allá fue acusada, junto con su esposo, Abdalá Bucaram Pulley, del delito de delincuencia organizada por la supuesta venta irregular de medicamentos a hospitales públicos, y sus planes cambiaron.

Hace seis meses reside en Panamá, donde estuvo exiliado su suegro, Abdalá Bucaram Ortiz, durante 20 años, y hoy ella tiene estatus de refugiada política y su esposo de asilado, revela en una entrevista con este Diario.

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Aunque esta semana ambos fueron sobreseídos, no contempla la posibilidad de volver, al menos en el futuro inmediato. Allá ha retomado su carrera como presentadora de televisión y emprende en otros proyectos.

¿Cómo es su vida ahora en Panamá?

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Mi vida ha dado un giro muy grande, tal vez -de verdad lo tengo que poner en el tapete- no entendía mucho al principio, me cuestionaba, yo le decía a Dios por qué pasan circunstancias en mi vida que no deberían de estar pasando, en la vida de mi familia, en la vida de mis hijos, de mi esposo, en mi vida. Era como vivir un caos total y emocional. Pero ¿sabes qué?, cuando pasa el tiempo y te das cuenta de que Dios tiene grandes propósitos para tus hijos, te das cuenta de que realmente la tormenta que estabas pasando era parte del proceso, era parte de lo que Dios quería para mi vida y la de mi familia.

Ha pasado más de un año y yo te puedo decir ahora que estoy tranquila, que estoy en paz, que hubo momentos muy complicados, muy duros, muy difíciles, ¿y sabes qué?, quiero contar esto porque cuando murió Carlos Luis Morales, el prefecto, yo me sentí muy identificada con su dolor, yo me sentí muy identificada con lo que él estaba viviendo. Imagínate, juzgamiento mediático, cuestionamiento, linchamiento en redes, desprendimiento de cierta parte de su núcleo, todo jugaba un papel muy parecido a lo que nosotros, como familia, estábamos viviendo y de lo que no estaba acostumbrada.

Cuando me enteré de la muerte de Carlos Luis Morales, yo me senté con mi esposo y le dije: mi amor, o le entregamos toda nuestra vida a Cristo y esta situación que estamos viviendo, que no es justa, o uno de los dos va a colapsar (...) todo en manos de Cristo y de los abogados. Desde ahí hubo un cambio muy importante en nuestras vidas.

Yo tengo estatus de refugiada política, mi esposo es asilado, y tener esa paz y tranquilidad, de que estoy tranquila acá, me generó esa paz familiar en todo el sentido de la palabra. Y Dios fue abriendo estas puertas. ¿Cuándo en mi vida me iba a imaginar que yo me iba a internacionalizar?

Fuera de Ecuador estoy ya más de un año, salimos por vacacionar y sí quiero que el Ecuador y el mundo entero escuche esto: Hay tantas cosas que se han dicho y tanto silencio que yo he guardado por respetar el debido proceso, mi silencio no ha sido cobardía sino al contrario ha sido respeto, ha sido prudencia. Salimos por vacacionar con mis hijos y porque yo me iba a operar la nariz, me dio un ataque de pánico, no me pude operar, vino la pandemia, se cerraron todos los aeropuertos, no pudimos volver y luego, bueno, después vino la hecatombe.

¿Cómo se abre la puerta de la televisión panameña?

Se abre porque entramos a un restaurante y Dalo se encuentra con un amigo, me presenta, él le dice que está trabajando en un canal de televisión y yo metidísima le digo: yo soy presentadora de televisión, y harto talento tengo. Imagino yo, que me googlearon, gracias a Dios las cosas positivas, entonces me llamaron y me dijeron: oye, hay una propuesta, hay un programa en la mañana, el programa es diario.

Cuando yo salí de la televisión, hace dos años, casualmente yo salí por decisión personal, por estar en mi casa, con mis hijos y con mi familia, como siempre he querido, manejar mi tiempo. Entonces, cuando me llamaron lo que yo sí dije: chuzo, es que no puedo estar todos los días, porque ya me imagino, el mundo de la televisión es así como me ves, pestañas, maquillaje, corre por aquí, corre por allá, y yo ya viví eso durante 30 años de carrera. Yo dije, no, definitivamente no quiero volver a lo mismo y despreocupar la parte más importante que tengo, que es mi familia. Y me dijeron bueno, podemos hacer que tú vengas una vez, dos veces a la semana, el tiempo que quieras. ¿Sabes qué?, esa oportunidad de decir el tiempo que tú necesites, uno o dos, yo dije definitivamente es para mí.

¿Eso no se había dado antes en la televisión de Ecuador?

Bueno, ni siquiera yo me había atrevido a decir vengo una sola vez a la semana. No, no se me ocurrió. Cuando salí de la televisión yo me sentía saturada, quería estar en mi casa, había muerto mi madre, me daban ataques de pánico, sentía temor de volver a animar, imagínate, era muy difícil para mí. Me dije es tiempo de guardarse, el cuerpo te lo pide también y como fueron 30 años, dejé mi micrófono colgado para tenerlo en stand by (reposo) un ratito. Cuando me dicen oye, no hay problema, puedes venir a hacer el trabajo, una o dos veces a la semana, fue perfecto, me cayó como anillo al dedo.

Retorno a la pantalla

“Esa emoción cuando tú te das cuenta de que algo te apasiona tanto, que coges el micrófono nuevamente y yo me sentí como pez en el agua. Me encanta el trabajo, me encantan los compañeros. El programa es de corte de mañana, es un magazine ama de casa, pero hay muchas entrevistas de corte humano, de corte político, social, deportivo, hay moda, hay muchas cosas en las cuales yo me puedo desenvolver bien y me gusta. Entonces, es hablarle a la ama de casa de Panamá, con un estilo completamente diferente.

¿En qué canal y horario se emite el programa?

El canal es 21, es Nex de Panamá. De 09:30 a 11:30 y yo estoy todos los viernes, y de verdad que me gusta mucho, me siento en casa, me siento a gusto, lo que más me gustó es que más allá de lo que decían las redes, vieron en mí el talento, vieron lo bueno, lo positivo (...) vendrán días mejores para recuperar lo que tal vez quisieron destruir, que fueron 30 años de una carrera intachable. Este programa, como muchos de los que he tenido, me da la oportunidad de seguir aprendiendo y esa emoción que yo sentí, yo dije todavía hay Gabriela para largo.

Y este tiempo le da oportunidad de dedicarse a otros temas...

Sí y abrirme una oportunidad de un negocio acá también. Toda mi vida he sido una mujer de trabajo, de empuje, soy como una hormiguita, no me gusta estar sin hacer nada, aunque ya la casa te genera demasiadas cosas que hacer, pero en lo personal, en lo profesional, como mujer, me gusta sentirme útil. Esa es la palabra, útil en lo que a mí me gusta hacer. Como me encanta la comida, tenía mi puesto en Ecuador, tenía mi negocio el cual, a pesar de que yo estaba acá decidí emprender nuevamente, decidí desempolvar toda la carretilla y dije vamos adelante. Gracias a Dios, nos fue superbién, pero con la ola de nuevos contagios, con las nuevas regularizaciones del COE, decidí cerrar La Sazón de la Gaby y también sentía que le hacía falta mi esencia. Abrí cinco meses, de lo cual no me puedo quejar, me fue bien, pero yo sentía que me hacía falta estar ahí.

¿Piensa volver a abrir la carretilla en Ecuador?

Ahora en este momento, no. No voy a abrir, hasta no llegar, hasta no estar allá.

¿Tiene pensado volver?

Yo ya no digo déjenme volver, digo déjenme quedarme. No estamos en este momento, como familia, en esta visión de ir a establecernos al cien por ciento en el Ecuador. Como te digo, yo casualmente junto con mi familia, mi esposo y mis hijos, nos estamos abriendo acá un local de hamburguesas porque no puedo poner la carretilla, que no la tengo, aquí afuera. Entonces tuve que ir hacia un local y decir voy a hacer esto. Pero ahora, dejar todo botado, con la oportunidad de la televisión, mi esposo con sus proyectos, yo con el negocio de la comida, no sería responsable de mi parte. Y mi madre siempre me enseñó: lo que uno empieza bien, lo termina bien. Yo no estoy pensando ahorita, de verdad, en volver. Mis hijos están superconscientes de eso, aunque les ha tocado vivir muy fuerte (...) siempre les digo a mis hijos: esa puerta se abre y así como salimos en familia entraremos nuevamente en familia. Pero no te puedo decir fechas porque actualmente nos unen muchas cosas a Panamá.

“Yo extraño el encebollado porque yo te prometo, yo piso el Ecuador y lo primero que voy a hacer es comerme un encebollado. Porque yo sé hacer cebiche y acá encuentras las cosas, pero yo no sé hacer encebollado y yo no me meto donde no sé“.

¿En algún momento ha sentido miedo de volver al Ecuador?

Sí, he sentido miedo, yo no te lo puedo negar, no puedo decir Gabriela no tiene miedo. En muchos momentos sentí miedo, cuando me pusieron la boleta de captura, uno de los momentos más difíciles que me tocó vivir como mamá (...) en este momento guardo un amor enorme por mi país, el olor, la tierra, su gente, mi comida, es todo lo que llevo aquí en mi alma (...) En este momento de mi vida, el volver no es por miedo, es por prudencia y porque me aguardan muchas cosas acá en Panamá. Yo te puedo decir que sí tuve miedo, pero ahora no tengo miedo, simplemente es como cuando el corazón te dice: es hora de volver, es hora de quedarse, es hora de hablar, pero nuestro corazón está en pausa sobre ese asunto.

¿Hubo amigos en este tiempo que le dieron la espalda, amistades que se rompieron?

Yo prefiero decir que no se rompió porque yo sí soy mujer de nuevas oportunidades y esta experiencia a mí me ha demostrado que nada vale más que la paz de uno, la paz emocional, y no se debe vivir con rencor en el corazón. Yo he orado por las personas que ya no están y duele, sí duele, pero también hay que ponerse en los zapatos de las otras personas, y no sabes por qué las otras personas decidieron alejarse, tal vez fue duro para ellos. No pienso que no me querían, pienso que tal vez querían guardar ese núcleo tan importante que son los hijos, la familia en general. Sí hubo quienes se fueron, y me apena, pero créeme que yo lanzo cuerdas de amor, para que Dios los traiga de vuelta en el momento adecuado, y la pandemia nos ha dejado grandes enseñanzas.

¿Mantiene su amistad con los Chávez Palomeque (Roberto y Flor María)?

Continúa mi amistad, mi cariño siempre va a estar ahí, mi cariño y mi corazón para ellos, siempre.

Emprender nuevamente

Hamburguesería

“Se cierra por un momento el capítulo de La Sazón de la Gaby en Ecuador, pero empiezo de nuevo acá”, agrega la presentadora. Sus iniciales dan el nombre a su nuevo emprendimiento. GP Burguer se llama el local de hamburguesas, choripanes, moros y postres que abrirá en la Costa del Este de Panamá.

“El logo ha sido una mezcla de muchas cosas, porque mis hijos han estado involucrados en varios aspectos del proyecto (...). Vamos a vender hamburguesas, con todas sus salsas, la de albahaca, cebolla caramelizada, chimichurri, el ají de la casa, todo. Estarán la Gaby completa, Gaby suprema, Gaby sencilla y yo voy a estar en la cocina, los choripanes, moro con costilla. Acá la gente no conoce lo que es un morito, yo se los voy a enseñar, el verde que no puede faltar, me inventé una hamburguesa de verde, es buenísima y mi hija María Gabriela es muy buena para la repostería, para el dulce, entonces ella va a estar encargada de toda la parte de dulces. Dalita se encargará de las redes sociales, Dalito recibirá a los clientes, Dalo de la parte administrativa y Charlie estará con nosotros”, comenta.

Agrega: “Yo soy una mujer de mucha visión, si me va bien aquí, lo pongo en Ecuador ya no como una carretilla sino como un local con todos los productos que tenemos”.

Marca de moda

Gabriela Pazmiño Dreams es la línea de ropa femenina que comercializa a través de redes sociales. Desde hace un año empezó este emprendimiento, con un lanzamiento virtual, con un perchero detrás de ella mientras mostraba las prendas, entre ellas unos vestidos tipo camisón que usaba su madre. “Se vende online, te metes a un celular y te mandan el link para que puedas ver toda la ropa que tenemos en un catálogo, compras en un carrito y luego haces el depósito y te llega directamente a la casa”, dice. Tiene modelos desde la S hasta la XL. Tiene previsto tener tallas más grandes.

El rango de precios de sus diseños va desde los $3 hasta los $48. “Estoy contentísima porque me está yendo superbién, yo creo que cuando uno hace un buen nombre y uno sabe lo que es su marca, más allá de lo que piense el resto, a mí me va bien y eso me tiene feliz”, dice. (I)