Cuando el influencer cómico mexicano Alejandro Rodríguez, mejor conocido en el universo virtual como Chaparro Chuacheneger, apareció en una rueda de prensa en Guayaquil la tarde del último viernes, lo hizo con su tradicional ‘cachina’ de negro como la que viste en sus virales vídeos: camiseta deportiva fit ajustada (para su figura fornida), pantalones y zapatos Chuck Taylor, accesorizado con su infaltable cadena larga dorada, un cepillo de cabello, y un gran reloj marca ‘Rulex’, tipo caja de mentol que tiene incorporado un flexómetro (tal vez por eso eso el nombre de la marca, por ruler, regla en inglés).

¿Quién es Chaparro Chuacheneger, el personaje popular de los memes, que se encuentra en Ecuador?

La llegada de Chaparro a la urbe porteña, en su primera vez, no fue anticipada: de repente se viralizó en redes sociales su recibimiento en el aeropuerto de la ciudad por otro cómico digital, el guayaquileño Jorgito, que lo atendió con mariachis y baile. Desde ese momento, su legión de fanáticos, los casi-guapos o guapos como él, trataron de coincidir con el cómico por su paso por la ciudad, como lo hicieron también en este encuentro con la prensa.

Con mariachis fue recibido en Ecuador el Chaparro Chuacheneger, el famoso mexicano de los memes

Al Chaparro le emocionan estos gestos, como que lo detengan a tomarse fotos con él y bromear con los demás sobre la belleza a la que le debe su fama virtual, así como a su estatura: 1.50 metros, reveló sin timidez.

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Pero su visita a Guayaquil tuvo una razón de ser. La estrella digital fue invitada al país por la agrupación binacional Tributo Vallenato para grabar un video musical de una nueva canción con el mexicano.

¿Por qué un mexicano cantaría vallenato? “En mi tierra Monterrey, Nuevo León, se escucha mucho la música vallenata desde hace muchos años, uno crece escuchando sus canciones”, contó con su marcado acento norteño el influencer de 37 años, quien en una entrevista personal con este medio se percibe como un hombre sencillo, más bien modesto, y de pocas palabras. Un gran contraste con las miles de carcajadas que provoca sanamente, explica, en sus más de 200.000 seguidores en Instagram y más de 49.000 en Tiktok.

“Estoy aquí para conocer también”, detalla. El fin de semana tenía previsto recorrer Quito y luego regresar a Guayaquil para la final de la LigaPro, demostrando su apoyo a Barcelona en contra de Aucas, al vestir la piel amarilla torera como se vio en sus redes sociales.

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No hay muchas diferencias entre Alejandro y Chaparro. De hecho Alejandro es literalmente chaparro desde que era niño, recuerda, porque siempre era el primero en la fila en la escuela, y después cuando siguió cumpliendo años. La única diferencia tal vez es el cabello. Pues para sorpresa de sus fanáticos, el hombre usa peluca, aunque nunca se deja ver públicamente sin ella.

Es lo que más le gustó a la gente de mi look. Siempre me lo había dejado crecer y me crece igualito, pero ahora ya no lo dejo crecer. Es que hay que estárselo cuidando mucho. Si hasta a la peluca le salen horquillas”, bromea.

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Con su carrera digital, Alejandro ha conseguido lo que para él primero fue un sueño: ser un comediante reconocido. En el largo plazo le gustaría alcanzar el Olimpo del humor mexicano, tal cual lo hicieron sus compatriotas Cantinflas o Chespirito. “Desde pequeño quería esto y ahora se siente muy bien, yo estoy muy feliz”, dice, pero asegura que no vive de ser un influencer y no ha monetizado como quisiera su contenido digital.

Yo hago esto sin intención ninguna, solo para que la gente se divierta, pues hay veces que la gente está un poco amargada, pero con los videos se divierte, y la gente que está enfermita, o en un hospital, se le da fuerza desde un video”, explica, siendo consciente que con la misma velocidad que la popularidad le llegó, también se le puede ir, sin más.

En ese sentido, no teme que la gente lo olvide o dejar de ser famoso. “Yo digo que estaría bien para vivir una vida normal, a veces extraño mi vida normal... El día que se acabe esto, pues nos ponemos a trabajar normal, como antes. Yo era herrero y trabajaba en un taller. Ahora que estamos en esto, yo he estado comprando mis herramientas y todo lo que necesite para el día que se termine la fama, pues quisiera tener todo preparado para poner un tallercito

¿Qué le falta a Alejandro por conquistar en su vida ahora que ha encontrado el reconocimiento? Ser padre. Desde hace dos años convive con su pareja Paola, la verdadera “esta es la buena” (así le dice a las envidiables féminas que posan a su lado en redes sociales). “Ella sabe que es show y no es celosa. Antes sí, al principio sí, porque sentía que me iba a perder, pero ya sabe que no”, asegura Chaparro, quien a la distancia le cantó su vallenato favorito, Niña Bonita, de Binomio de Oro de América. (E)

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