No es una exageración decir que para Sebastián Pulla y Adriana Asencio el viaje a Cannes Lions fue algo más que una experiencia profesional: fue una montaña rusa emocional, un reto creativo y un sueño cumplido. La dupla de la agencia Paradais DDB representó a Ecuador en el festival de creatividad más importante del mundo y, aunque no regresó con un trofeo, volvió con algo quizás más valioso: la certeza de que su instinto y esencia ecuatoriana tienen peso en las grandes ligas.

Sebastián, director de arte, aún recuerda el momento en que supo que su nombre y el de Adriana estarían entre los creativos que competirían en Francia. “Yo no me lo creía hasta que estuve en el avión. Estaba en shock… lloraba de emoción tres veces por semana”, confesó. Para Adriana, redactora creativa, fue igual de impactante: “Cada trasnochada, cada idea imposible, cada ilusión rota cobró sentido. Sentí que todo el esfuerzo de años se resumía en segundos”.

La cita mundial de la creatividad es en Cannes Lions 2025, con la presencia de EL UNIVERSO

Este viaje fue posible gracias al concurso Young Lions Ecuador, del cual Diario EL UNIVERSO es el representante oficial del festival en el país. Cada año, la convocatoria local selecciona a los jóvenes talentos que tendrán la misión de llevar la creatividad ecuatoriana a uno de los escenarios más exigentes y reconocidos del mundo.

Pieza presentada en Cannes Lions 2025. Foto: Cortesía

Ya en Cannes, el reto fue claro: resolver un brief que pedía cambiar la conversación global sobre las abejas salvajes —esas que no hacen miel ni viven en colmenas, pero que sostienen buena parte del equilibrio ambiental del planeta—. Con solo 24 horas para idear y presentar una pieza creativa, la dupla ecuatoriana se encerró en su Airbnb a “pimponear” ideas hasta las tres de la mañana.

“Recorríamos las calles de Francia buscando inspiración hasta parecer loquitos viendo plantas”, recuerda Sebastián entre risas. Su consigna fue clara: no hacer lo típico. “Queríamos crear una pieza arriesgada, que se sintiera honesta, que hablara desde nuestra forma de ver el mundo”, cuenta Adriana.

La categoría print del festival exigía no solo creatividad visual, sino estrategia, contexto, insight e incluso un informe sobre si habían usado o no inteligencia artificial. “Fue como prepararse para la cancha más grande del mundo”, describe Adriana, aún emocionada.

Una experiencia que trasciende

Para ambos, el resultado fue secundario. Estar allí, presentar su pieza, codearse con talentos de todo el mundo y vivir la intensidad del festival fue ya un logro.

Sebastián, que participaba por tercera vez en los concursos Young Lions Ecuador, resume así su experiencia: “Para mí ir a Cannes fue un sueño hecho realidad. Fue la tercera vez que intenté llegar, y la vencida. Me prometí que no iba a parar hasta estar ahí, y lo logré”. Adriana, que apenas lleva año y medio en la industria creativa, también siente que el festival marcó un antes y un después: “A veces crees que debes encajar en un molde para destacar, pero estar allá me recordó que la creatividad nace de lo que somos”.

La esencia ecuatoriana, el verdadero diferencial

En un escenario global repleto de talento, ¿qué hizo especial a esta dupla ecuatoriana? “Nuestra esencia: la resiliencia, el humor y esa belleza de lo cotidiano que solo los ecuatorianos sabemos encontrar. Creamos desde el instinto, no desde la fórmula”, asegura Sebastián. “No solo fuimos a mostrar una idea, fuimos a dejar el nombre del país en alto”, complementa Adriana.

¿Qué consejo les darían a quienes sueñan con llegar a Cannes?

Sebastián: “Cannes suena gigante, abrumador, inalcanzable. Pero con constancia, todo se puede. Yo lo intenté tres veces, y este año fue mi ‘cuando’. Si tú sueñas algo y lo trabajas desde el corazón, va a llegar”.

Adriana: “A cada idea pónganle corazón. Gócenla. No lo hagan por obligación, háganlo porque los mueve. Porque cuando se crea con amor y locura, el resultado es Cannes… aunque tarde en llegar, llegará”.

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Aunque coincidieron con celebridades como Paris Hilton y Charlie Puth, lo que realmente marcó a Sebastián y Adriana no fueron los reflectores ni los grandes nombres de la industria, sino los otros jóvenes competidores de Young Lions. Ver a tantos creativos de distintos países con la misma pasión, ambición y hambre de crecer les recordó que, más allá de la competencia, existía una comunidad global unida por la creatividad.

Cada conversación, cada intercambio de ideas, encendía en ellos una energía renovada. Más que rivales, encontraron en esos encuentros amistades, conexiones y una fuente genuina de inspiración. Fue ese espíritu colectivo, colaborativo y auténtico el que les dejó una de las lecciones más valiosas del festival. (I)