A pesar de su relación voluble con la liga profesional de fútbol estadounidense NFL, Donald Trump planea acudir al Super Bowl este domingo 9 de febrero. Así se convertirá en el presidente en funciones que asiste a la cita deportiva más importante de los norteamericanos.

“Aunque vaya porque le encanta el fútbol, es un gesto político porque, como presidente de Estados Unidos, todo lo que hace es político”, afirma Amy Bass, profesora de estudios deportivos en la Universidad de Manhattanville.

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A lo largo de su vida pública, el mandatario se ha mostrado como un ávido aficionado de los deportes. Tal es su afición, que a mediados de la década de 1980, adquirió un equipo profesional de fútbol americano. A pesar de ese gesto, Trump recibió una fría acogida por parte del sector durante su primer mandato, tal vez debido a que ha acusado a la NFL de “ser demasiado progresista”.

Varios equipos campeones llegaron incluso a romper con la tradición de visitar la Casa Blanca, en oposición a las políticas del presidente, entre ellos los Eagles de Filadelfia, ganadores del Super Bowl en 2017.

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Pero a medida que su base electoral se fue ampliando durante la campaña presidencial, el efervescente republicano recuperó poco a poco el año pasado un hueco en el deporte. Como muestra de este cambio, el lunes recibió a bombo y platillo al club de hockey Florida Panthers, vigente campeón de la liga NHL.

Donald Trump dirige ahora su atención al fútbol americano, viajando a Nueva Orleans para asistir al partido entre los Kansas City Chiefs y los Philadelphia Eagles.

Entre los propietarios de equipos de la NFL que contribuyeron financieramente a la última campaña presidencial, la inmensa mayoría se decantaron por los republicanos.

“La NFL nunca ha sido un bastión de la izquierda, pero la última campaña hizo del fútbol americano un escenario políticamente más disputado de lo habitual”, señala Amy Bass.

La académica cita la elección del compañero de fórmula de la demócrata Kamala Harris, Tim Walz, un antiguo entrenador de fútbol americano de instituto.

Apartándose de su estilo de comunicación habitual, los demócratas han recurrido regularmente a parábolas futbolísticas y han destacado a varios exjugadores en sus filas. (E)