Alos 17 años, todavía en el colegio, Cuty Ycaza escuchó una pregunta que cambiaría su vida. Su madre, práctica y visionaria, le pidió que pensara en una actividad que pudiera ser un hobby, pero que al mismo tiempo le permitiera ganar dinero. La mayoría de jóvenes a esa edad soñaban con carreras convencionales. Ella eligió distinto: un curso de belleza. No lo sabía entonces, pero esa decisión sería la semilla de todo lo que vendría.