Julián Figueroa, el único hijo de Maribel Guardia, murió sin cumplir el último deseo de su fallecido padre Joan Sebastian: reconciliarse con sus hermanos. Pero el joven, que dejó de existir el domingo 9 de abril de este año a sus 28 años, solo encontró rechazo y dolor en vida para conseguir este propósito.
De acuerdo con un informe de Univisión, se dice que desde la muerte de su progenitor en el 2015, debido a un cáncer óseo primario, ese fue el cometido de Figueroa, en un esfuerzo para sobrellevar la ausencia del intérprete de Secreto de amor. Esta pérdida golpeó fuertemente al joven, que no la pudo superar con el paso de los años, ni siquiera incluso con el apoyo incondicional de su madre.
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“Cuando murió su papá sufrió muchísimo con que lo anduvieran de arriba para abajo, siempre me dijo ‘yo no pude llorar bien a mi papá, mamá'”, compartió en su momento Maribel Guardia.
Siendo que Sebastian era una de las personas más importantes de su vida, en vida Julián Figueroa quiso cumplir el mayor deseo de su padre, que fue ver a sus hijos juntos en paz. Pero esto no sucedió. “No hay ninguna relación ni creo que la vaya a ver, la verdad”, confesó públicamente en su tiempo el mayor de los Figueroas, José Manuel, hijo de la primera esposa de Sebastian, Teresa González.
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Por años, Julián intentó acercarse a sus hermanos, después de la muerte de Joan, pues creía que compartían el mismo dolor y por ello las experiencias que enfrentaron en el pasado ya no importarían. Sin embargo, la respuesta de ellos siempre fue negativa. De hecho, José Manuel Figueroa en repetidas ocasiones mencionó que Julián no era su hermano, pues aunque ambos tenían el mismo padre, sus mamás eran diferentes.
Incluso su hermana menor Juliana, hija de Joan con Erica Alonso, aclaró, que solo tenía contacto con sus hermanos cuando peleaban por la herencia de su padre. “Yo no tengo relación con mis hermanos, no la he tenido en mucho tiempo y ni la tuve cuando mi papá estaba vivo”.
Siempre se especuló que por la imposibilidad de reunir a los hermanos, Julián comenzó a tener problemas con la bebida, buscando un alivio para este dolor. El menor de los varones Figueroa tocó fondo y al igual que su padre en su tiempo pidió ayuda. Aunque no dejó atrás este anhelo, tenía razones suficientes para salir adelante. Se enfocó en la familia que formó con su esposa Ime Garza-Tuñón y su pequeño José Julián, con la idea de convertirse en un gran padre, y sobre todo ejemplo a seguir, como siempre percibió a su padre Joan Sebastian.
“Sin duda alguna, la etapa más bonita de mi vida, con la que me siento muy bien, muy pleno como persona, y pues con mi familia que me apoya en todo. Julián ha sido la bendición más grande de mi vida”, solía decir Julián Figueroa. QEPD. (E)