John Goodman está orgulloso de mantener la pérdida de sus 200 libras de peso, el resultado de un viaje de acondicionamiento físico que comenzó en 2007.
Vestido con un traje ajustado, el actor apareció el domingo en la alfombra roja del Festival de Televisión de Montecarlo en Mónaco, donde se desempeñó como presidente del jurado. Goodman, de 71 años, ha dicho que quería dar un buen ejemplo manteniendo el peso perdido, y parece estar cumpliendo su promesa.
“No quiero ser un ejemplo para nadie cuando vuelva a subir de peso, cuando empiece a comer Crisco de la lata con una cuchara y una guarnición de azúcar glas”, bromeó con AARP.
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El querido intérprete, que cumple una doble función con papeles protagónicos tanto en The Righteous Gemstones de HBO como en The Conners de ABC, atribuyó su pérdida de peso al control de las porciones y admitió en ese momento: “Me había estado metiendo de todo en la boca”.
Goodman, que mide casi 1.87 metros, le reveló a David Letterman que estaba alcanzando las 400 libras, es decir, su mayor peso, en 2011.
La decisión de volverse más saludable, como le dijo el actor a revista People, fue simplemente motivada por su deseo de “vivir mejor la vida”.
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“Sé que suena cursi, pero estaba desperdiciando mi vida”, agregó a la publicación. “Se necesita mucha energía creativa para sentarse en tu trasero y descubrir qué vas a comer a continuación”.
Además, como le dijo a ABC, “Me cansé, me cansé y me cansé de mirarme a mí mismo. Te estás afeitando en el espejo y no quieres mirarte. Se vuelve peligroso.”
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Además de monitorear sus porciones, Goodman dijo que dejó de beber y contrató a un entrenador de salud, además de agregar ejercicios regulares a su rutina.
Pero al final, Goodman ha dicho que su éxito se basó en mantener la consistencia. “En los viejos tiempos, me tomaba tres meses, perdía 60 o 70 libras y luego me recompensaba con un paquete de seis cervezas o lo que fuera y simplemente volvía a mis viejos hábitos”, le contó a ABC.
“Entonces esta vez quise hacerlo despacio, moverme, hacer ejercicio. Estoy llegando a la edad en la que ya no puedo permitirme quedarme quieto. Y me da la energía para trabajar, porque el trabajo es muy agotador”.
Goodman ha comparado sus luchas con el peso con su adicción al alcohol, que progresó hasta un punto en el que admitió: “Estaba bebiendo en el trabajo; mi habla era arrastrada”. (E)
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