Mara Wilson se convirtió en una estrella infantil cuando apenas tenía nueve años y con un icónico papel en Hollywood con la película “Matilda”. Para ese entonces ya había participado en algunos comerciales y en un par de películas que fueron su trampolín en la industria.

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Su camino en el mundo del cine empezó cuando asistió a un casting a los seis años y fue seleccionada para interpretar a Natalie ‘Nattie’ Hillard en la película de Robin Williams “Mrs. Doubtfire” o “Papá por siempre”, estrenada en 1993.

Seguidamente tuvo la oportunidad de volver a la pantalla chica como Susana Walker en “Miracle on 34th Street” (Milagro en la calle 34) y más tarde, en 1996 se convirtió en Matilda, una niña genio quien desarrolla habilidades psicoquinéticas y las usa para tratar con su loca familia y con la malvada directora Tronchatoro.

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Mientras grababa esta película su madre Suzie murió de cáncer. Ahora, cuando han pasado casi 27 desde el estreno, la estadounidense habló con The Guardian lo devastador que fue este papel en su vida, cómo fue sexualizada cuando tenía 12 años y las cosas inapropiadas que se decía de ella en internet.

Mara Wilson, protagonista de Matilda: “Me sexualizaron cuando era niña”

El próximo 14 de julio cumplirá 36 años y lleva 23 alejada del cine tras su último papel de importancia en la película del 2000, “Thomas and the Magic Railroad”.

Mara Wilson y la presión de Hollywood

Tras alcanzar la fama, Mara Wilson se sintió sometida a la presión de Hollywood pese a que en su corta carrera siempre fue cuidada por sus padres en los sets de grabación, donde además ella dijo sentirse segura, y así lo expresó en su libro de memorias “Goog Girls Don’t”.

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“Siempre me sentí segura en los sets de filmación. Definitivamente hubo algunas cosas cuestionables que sucedieron a veces, como los adultos que contaban chistes verdes o acosaban sexualmente a personas frente a mí”, sostuvo.

Sin embargo, el hecho de que la fama le llegara tan joven le pasaría factura ante sus fans que siempre esperaban que fuera “inteligente, bonita, agradable”, como su personaje de Matilda, pero no siempre fue así, sobre todo cuando le tocó vivir la pérdida de su madre aun siendo una niña. “Esperaban que fuera Matilda y ella no es real”, dijo.

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Mara Wilson admitió que se convirtió en una adolescente “nerd e incómoda” que llegó a sentirse irritada por algunas situaciones como cuando buscó su nombre internet y se llevó una desagradable sorpresa.

“Cometí el error de buscarme en Google cuando tenía 12 años y vi cosas que no podía dejar de ver”, dijo refriéndose a que su rostro aparecía editado sobre el cuerpo de otras chicas en sitios de pornografía.

“No creo que puedas ser una estrella infantil sin que haya algún tipo de daño duradero”, expresó en la entrevista que también cita Mail Online.

Aunque Wilson no se convirtió en aquella estrella de Hollywood que terminó sometida a las bebidas, las drogas o fiestas, como lo hacen algunos o la mayoría, canalizó su ira hacia sí misma de una forma autodestructiva.

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Recuerda que ella misma se decía “eres una perdedora, eres una fracasada, eres fea”, algo que le afectó fácilmente pues llegó a pensar que en la industria ya no la consideraban “linda”, sobre todo cuando en plena pubertad un director le solicitó que usara un sostén deportivo para aplanar sus senos mientras filmaba una película.

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“Si no eres hermosa, no vales nada”, llegó a pensar y fue entonces cuando su carrera empezó a desacelerar.

En medio de la pubertad fue diagnosticada con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), además que se llegó a considerar que podía tener un estrés postraumático.

Una vez que se completó “Thomas and the Magic Railroad”, Mara Wilson decidió concentrarse en la escuela en lugar de actuar en películas. Por ello decidió estudiar artes escénicas antes de ingresar a la Universidad de Nueva York. En el 2016 se declaró bisexual.

Actualmente intenta destacar como escritora mientras que ocasionalmente hace trabajos de actuación, especialmente en audiolibros, y además presenta podcasts.

De momento no tiene planes de volver al cine o la televisión, pues no tiene ningún interés en cambiar su apariencia física en caso de que algún director lo llegase a sugerir. “No quiero que nadie me diga: ‘Tienes que perder 30 libras y operarte la nariz’”. (E)

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