La hija del rey Guillermo Alejandro y la argentina reina Máxima, la heredera Amalia, está sufriendo problemas para desarrollar su vida con normalidad.

De 18 años, ella debería estar estudiando la universidad con normalidad como cualquier joven de su edad, sin embargo, amenazada por el crimen organizado, la princesa Amalia vive prácticamente enclaustrada en el palacio de sus padres, y sale a estudiar escoltada, desde su palacio en La Haya hacia la universidad en Amsterdam, por guardaespaldas.

Las medidas de seguridad de la princesa se reforzaron considerablemente recientemente ya que las autoridades temen un intento de secuestro o de atentado por grupos del crimen organizado.

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Amalia de Orange estudia un grado de Políticas, Psicología, Derecho y Economía. Foto: SEM VAN DER WAL

“Nuestros servicios de seguridad trabajan duro día y noche para asegurar su seguridad”, declaró el jueves por la tarde en Twitter la ministra de Justicia y Seguridad Dilan Yesilgöz-Zegerius.

Poco antes, los reyes de Países Bajos se mostraron conmocionados ante la situación “tan difícil” que rodea a su primogénita, durante una conferencia de prensa en una visita de estado en Suecia.

La amenaza a la princesa “fue tomada muy en serio por las autoridades, afirma Jelle van Buuren, profesor asistente especializado en la seguridad en la Universidad de Leiden.

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Crimen organizado

“Hay rumores de que la amenaza vendría del crimen organizado”, aunque no se divulgó nada oficial, añadió Van Buuren a la AFP.

Estos últimos años los Países Bajos quedaron conmocionados principalmente por el asesinato de un abogado en 2019 y del conocido periodista Peter R. de Vries en 2021.

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Dos crímenes que la justicia relaciona con el narcotraficante Ridouan Taghi, con doble nacionalidad marroquí y neerlandesa, actualmente en prisión.

La princesa “es aparentemente el blanco de la mocromafia”, declaró a la AFP Rick Evers, periodista especializado en la realeza.

“Mocro Maffia” son las organizaciones mafiosas marroquíes especializadas en el tráfico de droga a los Países Bajos y a Bélgica.

Es conocida por controlar el tráfico de cocaína a través de los puertos de entrada a Europa de Rotterdam y de Amberes, con una violencia en aumento. Países Bajos y Bélgica se ven a veces comparados a “narcoestados” por culpa de esta situación.

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Mientras ganan terreno en las calles, las organizaciones criminales amenazan también las altas esferas de la sociedad. El ministro belga de Justicia fue blanco de un proyecto de secuestro en septiembre.

La princesa heredera Amalia, el rey Guillermo Alejandro y la reina Máxima saludan desde un balcón del Palacio Noordeinde en 'Prinsjesdag', en La Haya, Países Bajos, el 20 de septiembre de 2022. Foto: KOEN VAN WEEL

El periodista estuvo presente delante de una universidad de Amsterdam en septiembre durante el primer día de clases de la princesa, matriculada en primer año de una licenciatura en política, psicología, derecho y economía.

“Cuando llegó a la universidad vimos que había un gran aumento del número de agentes de seguridad, tanto visibles como invisibles, con armas pesadas escondidas en bolsas”, narró a la AFP.

Una situación “anormal” y “muy inusual”, observa Rick Evers, puesto que aunque los miembros de la familia real siempre van acompañados de guardaespaldas, nunca son tantos.

La joven heredera ya fue el blanco de amenazas en redes sociales, con varios mensajes de naturaleza “violenta, sexual y aterradora”, por lo que el hombre fue condenado en 2020.

“El crimen organizado es un problema importante en Países Bajos, que parece fuera de control”, señaló el periodista. Pero la familia real holandesa ciertamente no esperaba, según Rick Evers, que Amalia formase parte algún día de los objetivos. (I)