El escritor ecuatoriano Humberto E. Robles no pudo ganarle la batalla al COVID-19. Este jueves 20 de mayo falleció lejos de la tierra que lo vio nacer; en Estados Unidos, la tierra que lo vio crecer desde los 14 años hasta los 82, tuvo su último suspiro de vida, en Miami.

Se desempeñó como profesor emérito de la Universidad Northwestern. También se desempeñó como docente en The University of Chicago, impartiendo materias como Lengua Española, Literatura Latinoamericana, Pensamiento Crítico Latinoamericano, entre otras. Además fue miembro honorario de la Academia Ecuatoriana de la Lengua

“Es estudioso de la vanguardia, de la que es uno de los principales especialistas en Latinoamérica; de las culturas regionales; de las representaciones femeninas en la novela; las imágenes de la ciudad; y las relaciones de teoría y cultura”, se lee en la biografía de su libro De Pigafetta a Borges, ensayos sobre América Latina.

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Algo que confirma Sergio Cedeño Amador, miembro de la Academia de Historia del Ecuador y quien mantuvo una amistad de más de 20 años con Robles. “Es una pérdida para la cultura, para la historia, para la literatura del Ecuador”, apunta Cedeño sobre el hombre que además de amigo fue maestro. “Todo lo hablaba con humor, con amabilidad... fue una persona excepcional, un gran maestro (...), era un conocedor máximo de la literatura, de la historia del mundo entero”, asegura.

En sus obras se destacan La noción de vanguardia en el Ecuador: recepción, trayectoria y documentos (1918-1934); El montuvio ecuatoriano. Ensayo de presentación; Testimonio y tendencia mítica en la obra de José de la Cuadra, entre otros.

Obtuvo varios premios, como el accesit al mejor libro del año publicado en el Ecuador, otorgado por el Instituto Hiliar de Guayaquil; mejor profesor en 1975 y 1983, entre otros.

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“Él fue una de las personas que mayor resonancia tuvieron en la literatura latinoamericana”, apunta Cedeño.

Amor al montuvio ecuatoriano

Cedeño dice que Robles siempre mantuvo un amor innato por los montuvios, varios de sus libros confirman este sentimiento quizás originario de su alma manteña. En el prólogo de la obra de José de la Cuadra titulada El montuvio ecuatoriano, dice: “El montuvio ecuatoriano hoy por hoy representa un momento clave en la historia de las ideas dentro del ámbito ecuatoriano y, más aún, un momento en que frente a tradiciones en vigencia se está gestando una conciencia cultural moderna de cómo deberían ser las cosas en el país”.

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Robles estuvo casado con Mercedes Tort, quien también ejerció la docencia. Cedeño indicó que las cenizas serán traídas a Guayaquil, tal como era el deseo de Robles. “Guayaquil era su ciudad”, indica. (I)