El kintsugi es una técnica ancestral de Japón que consiste en reparar con oro las piezas quebradas de porcelana. Pero también se ha convertido en una filosofía de vida. “El kintsugi viene de un emperador japonés que rompe una vasija muy preciada para él. La manda a reparar, pero se la devuelven con un arreglo grotesco. Él responde que la vasija debe verse más linda después de la rotura, así que pide que la reparen nuevamente”, explica la artista Patricia Meier sobre esa lección de vida que inspira parte de su obra en la exposición Meditation Pieces, que abrió la semana anterior en el Museo de Antropología y Arte Contemporáneo (MAAC), ubicado en el extremo norte del Malecón Simón Bolívar.
“La idea del kintsugi es que cuando algo se rompe debemos tratar de arreglarlo de la manera más preciosa, sin esconder la reparación… Las cicatrices nos recuerdan lo fuertes que somos”, dice Meier, quien muestra así su afinidad hacia la filosofía oriental, para lo cual trabaja en láminas de papel que une a través de puntadas específicas hechas con hilo dorado. Para ello emplea papel de Nepal y papel de arroz, los cuales son hechos a mano con fibras naturales, por lo cual tienen una textura especial.
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La segunda técnica japonesa que Patricia emplea es el sashiko, tal como se denomina a una costura decorativa tradicional que busca reforzar las prendas de vestir para alargar su vida útil o para reutilizarlas.
“Me pareció lindo trabajar en algo que es tan pertinente hoy en día, y creo que algo muy importante en el arte es la pertinencia”, señala la artista sobre esta exhibición cuyo curador es Hugo Calle Forest. “Vivimos en un mundo de consumismo extremo, donde desechamos todo lo que no sirve, empezando por las relaciones humanas, las relaciones afectivas… Toda esta situación que vivimos y seguimos viviendo (la pandemia) debe servir para darnos una lección de vida”, añade Meier.
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Las puntadas en ambas técnicas son muy específicas y, para realizarlas, sugieren un momento de introspección y relajación de quien las realiza. “Eso me sirvió mucho en esta época, ya que bordar sobre papel resulta tan complicado que debes estar muy enfocado, así que no hay nada que pueda molestarte alrededor”, explica. Por ello viene el nombre de la exposición, Meditation Pieces.
La exposición se complementa con la serie Barrocos, con trabajos que viene realizando con esta técnica desde hace dos décadas, la cual aprendió del artista Walter Páez, fallecido en el 2016. El proceso es mostrado a través de un video y de una vitrina que exhibe las herramientas empleadas.
Finalmente, Patricia Meier incluye la serie Las hilanderas, inspirada en la mitología griega, a través de instalaciones con ovillos también cargados de simbolismo. “Una vez estaba haciendo un ovillo y me dije: qué rico se siente. Es un trabajo meditativo, hasta cierto punto, y por otro lado todo este enredo también tiene mucho que ver con la vida. Representan las cosas que debes poner en orden. Y uno también, cuando ocurre algo, nos volvemos un ovillo… Cuando sucede algo malo en nuestras vidas, debemos intentar que algo bueno salga de todo eso”. (I)