“No queremos empresas en nuestras tierras; queremos vida”: Elsa Cerda, una guerrera de la Yuturi Warmi, la primera guardia indígena liderada por mujeres en Ecuador y quien desembarcó el domingo en Belém, luego de casi un mes de travesía con la embarcación amazónica Yaku Mama.
Vestida de un rojo encendido de pies a cabeza, esta lideresa quichua de mediana estatura es una de las tantas voces indígenas que piden un reconocimiento real de sus demandas en la cumbre climática de la ONU (COP30), que comenzó el lunes 10 de noviembre en la ciudad amazónica brasileña.
Su mirada contrasta con la fuerza de sus palabras, que denuncian la destrucción de la selva por la minería. En 2024 fue reconocida con el Premio Dolores Intriago por la Alcaldía de Tena, por su labor en la protección del territorio y la biodiversidad de la selva amazónica junto con otras mujeres de la comunidad de Serena.
Publicidad
“En Ecuador hay mucha minería ilegal; en Perú, igual, y la misma situación está amenazando a Colombia”, afirmó al señalar que esas invasiones acaban, además, con la identidad de esos pueblos y vulneran sus derechos.
El navío amazónico Yaku Mama atracó el domingo en la capital del estado de Pará tras recorrer más de 3.000 kilómetros por vía fluvial desde Coca, en Ecuador, con un grito de resistencia de los pueblos indígenas que buscan una participación real en la COP30.
La travesía incluyó los municipios de Nuevo Rocafuerte, en Ecuador; Iquitos (Perú); Leticia (Colombia), y Manaos y Santarém, en Brasil.
Publicidad
Para Elsa Cerda, ese grito de resistencia de los pueblos originarios es mucho más que una palabra. “Es poder, es fuerza”, un significado que para su género representa “vivir siendo mujer de tierra y sol”.
“Somos las que cuidamos las chacras, las que defendemos el territorio. No queremos empresas en nuestras tierras; queremos vida”, sostiene con énfasis.
Publicidad
Los pedidos de esta guerrera y de los más de 60 líderes y representantes de América Latina e Indonesia que llegaron en el barco es el mismo: que las soluciones para la crisis climática deben surgir de los pueblos indígenas y de las comunidades tradicionales, que son los que cuidan los bosques, la naturaleza y la biodiversidad del planeta.
Entre las principales demandas que llevarán a la COP30, los indígenas piden acabar con la extracción de combustibles fósiles en la Amazonía, reconocer los derechos territoriales de los pueblos ancestrales como estrategia climática efectiva y la financiación directa para quienes mantienen las selvas en pie.
Aldea COP, epicentro de la lucha indígena
Además del barco Yaku Mama han llegado desde hace varios días cientos de líderes y representantes indígenas de diferentes rincones del planeta para la más importante cita climática global.
La Universidad Federal de Pará, en Belém, albergará en sus varias sedes unos 3.000 representantes de pueblos originarios durante la cita que se ha denominado como “la Aldea COP”.
Publicidad
Miller Gómez, uno de los coordinadores de Gobierno Mayor, un movimiento colombiano que integra y representa a diversas comunidades e instituciones indígenas, explicó a EFE que en esa aldea cientos de indígenas de todo el mundo se reúnen para debatir propuestas y coordinar acciones.
El ambiente en el lugar refleja la diversidad y urgencia de las demandas. “Están llegando ancianos, niños, familias enteras. Algunos a pie, otros en barco. Es una movilización global por la justicia climática”, concluyó.
“Hasta anoche había unas 300 personas. Hoy se espera la llegada de entre 1.300 y 1.500 más”, dijo el líder indígena, quien recalcó que el espacio es reducido para tanta gente.
Algunos de ellos, incluso madres cargando a sus hijos en la espalda, optaron por devolverse, como pudo constatar EFE, que fue testigo del arribo de decenas de indígenas en autobuses. (I)



























