Después de cinco años, el maestro Alejandro Elías regresa al Museo Presley Norton con una exposición que no solo celebra su vasta trayectoria de más de seis décadas, sino que también marca un renacimiento personal.
Titulada 60 años pintando sueños, la muestra se inaugura este miércoles 3 de septiembre de 2025, a las 17:00, y estará abierta al público hasta el 4 de octubre en la sala de exposiciones temporales del museo. La entrada es libre.
La exposición recorre el universo onírico y simbólico que ha caracterizado la obra de Elías: musas, hadas, mimos, dioses y mitologías dan vida a un lenguaje visual que dialoga con la imaginación y la historia. Entre las obras más destacadas, se encuentran tres piezas que rinden homenaje a la gesta libertaria de Guayaquil, invitando al espectador a una reflexión sobre la identidad y los sueños colectivos.
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Pero detrás de esta exposición hay una historia humana. “Después de la pandemia, pensé que no iba a volver a pintar. Perdí a mi esposa, mis hijas emigraron y me quedé solo. No tenía ganas de nada”, confiesa. Fue gracias al impulso de un “ángel salvador” (una persona que lo motivó a dar clases a adultos mayores) y al apoyo de figuras como el arquitecto Parvifal Castro y Pedro Polit (gerente de Famarte, quien le obsequió materiales), que Elías volvió a tomar los pinceles.
“Empecé a pintar de nuevo sin darme cuenta. Y cuando lo hice, decidí que esta vez iba con todo. Me volví más audaz, más libre, incluso más agresivo con el color”, afirma.
El artista, conocido como “el pintor de musas”, revela que muchas de las obras expuestas son parte de su colección más íntima. “Siempre he pintado mujeres, musas, dioses. Eso me ha identificado. Pero esta vez lo hice con más fuerza, sin miedo”, explica.
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Desde muy pequeño, encontró en el dibujo su forma de expresión. “Yo dibujaba antes de saber leer y escribir”, recuerda. Fue su profesor de dibujo en la escuela quien lo impulsó a entrar a los 12 años a la Escuela de Bellas Artes.
A lo largo de su vida ha realizado más de 70 exposiciones individuales y, aunque su mayor reconocimiento viene por la pintura, también ha incursionado en el teatro, la danza folclórica, el canto y la narración oral.
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“Yo no me he encasillado. Me preparo en todo: leo, bailo, cuento historias, todo eso me da más herramientas para crear. Porque el arte no debe limitarse”, señala.
Más allá de las técnicas o los temas, lo que Elías busca con su obra es conmover. “Yo sé que el mundo está lleno de tragedias, pero trato de pintar lo bello, lo que vale la pena. Y la gente que viene a mis exposiciones me dice que se va renovada. Que siente una catarsis, una purificación. Y eso, creo, es el verdadero poder del arte”, concluye. (E)