Parejas, grupos de amigos, familias con sus adultos mayores, niños y mascotas, así como grupos de vecinos y extranjeros vivieron una verdadera fiesta de cuadra muy guayaquileña cuando se reunieron en el conocido festival de la calle Córdova, en su séptima edición, este acalorado domingo 23 de julio.
“Es una fiesta que reúne a todos tipos de públicos, y eso es algo que nunca había visto en Guayaquil”, contó muy animado Andrés Ríos, quien es de origen colombiano y vive hace dos años en la urbe porteña. El ciudadano extranjero, en su primera vez en este encuentro, también degustó por primera vez y contento un tradicional seco de pollo justamente en medio de esta celebración juliana, tal como lo contó para esta nota.
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Ciertamente hubo diversión para todos. En apenas una hora, lo que duró este recorrido a media tarde de este fin de semana, los asistentes que llenaron las tres cuadras que se cierran, para dar paso al evento, disfrutaron de variada música y shows de comedia que animaron a los presentes.
La música de Huayra Marka levantó de sus sillas al público que quería bailar y zapatear con su música de folclore tropical. Luego las risas retumbaron cuando el actor de teatro costumbrista Fernando Arboleda brindó su show de amorfinos, junto con la intérprete Yolanda López.
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Finalmente la cuota de rock la puso la banda irreverente Los tres atados (con el tema Mi chica encebollado, entre otros), la agrupación Magna, que contó en la batería con la participación del reconocido musico Jeremías Helmut, y Rumichaca, que cantó su himno Smoking in the house.
La comida típica es otro de los pilares de esta cita guayaca, organizada por la corporación cultural La Culata. Por eso no faltó la sazón y el aroma en el ambiente del caldo de cangrejo (al estilo manaba), corvina frita, encocados, secos de pollo (de carne, de chancho y de chivo), corviches, guatita, bandera, entre otros.
Marlene Rendón es una de las asiduas asistentes a esta popular fiesta callejera. “He venido por cuatro años al Festival de la calle Córdova y me gusta que cada año mejora, hay más auspiciantes que se suman y hay mucha seguridad”, contó mientras sorbía, cerca del escenario, un vaso de cerveza rubia para palear el calor del día. “Me gusta quedarme hasta el final, cuando dejan para el cierre a los mejores shows, como buena guayaquileña, que se queda hasta que se acaba la fiesta”, puntualizó entre risas. (E)