La interpretación, además de la destreza en canto y baile, es una de las claves del éxito de todo artista, y esa es precisamente una de las fortalezas que despliega la guayaquileña Francesca Pinoargotti, de solo 10 años de edad, en sus espectáculos de danza. No solo sus pies se alinean con el ritmo, sino que además su rostro y expresiones transmiten su pasión por un género musical que la cautiva y que concentra toda su energía juvenil: el flamenco.