Este martes 1 de febrero, China celebra su Año Nuevo, que este 2022 le corresponde al tigre, uno de los 12 animales del zodíaco chino. Las celebraciones que son parte de esta tradición asiática se ven limitadas en las grandes ciudades por precaución contra la pandemia, en un momento en el que sobre todo Pekín intensifica la prevención por los Juegos Olímpicos (JJ. OO.), que comenzarán el próximo viernes.
Año Nuevo chino: qué significa el año del tigre y cómo se celebra
En este período, los chinos suelen a volver a sus lugares de origen, costumbre por la cual se esperan 280 millones de viajes en tren y 600.000 vuelos en el país durante este período festivo.
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Las festividades despiden al año viejo y están destinadas a traer suerte y prosperidad en el nuevo. Hay banquetes familiares y espectáculos al aire libre con petardos, fuegos artificiales y, a menudo, dragones danzantes. La gente decora sus casas con rojo para la buena suerte y los niños reciben dinero en sobres de color rojo brillante.
Las celebraciones duran dos semanas y finalizan el 15 de febrero de este año con el festival de los faroles, que marca la luna llena.
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Entre las tradiciones previas, los fieles quemaron incienso y rezaron en el templo de Ma Zhu Miao. En Filandia se exhiben esculturas de hielo de tigres.
Año del Tigre
Cada año está asociado con uno de los 12 animales del zodíaco chino. Este es el Año del Tigre. Se dice que los niños nacidos en este año serán valientes, competitivos y fuertes.
Medidas
Los chinos se enfrentarán durante este período a restricciones de viaje y a suspensión de eventos tradicionales, además de mantener las fronteras cerradas para no residentes.
Para minimizar el riesgo de contagio, numerosas autoridades locales han animado a los residentes a pasar la fiesta en su lugar habitual de residencia, para lo cual incluso han preparado recompensas de hasta 500.000 yuanes (78.730 dólares, 69.000 euros) a las empresas que logren retener a sus empleados en la ciudad.
Además, a lo largo de todo el país, ciudades como Shenzhen, Hangzhou o Tianjin han cancelado eventos tradicionales de la nochevieja lunar como la celebración de ferias y mercadillos o las reuniones en templos.
Las restricciones se extienden al interior de las casas: en ciudades chinas como Shanghái se ha pedido que las reuniones familiares en los hogares no superen los diez asistentes.
Asimismo, los chinos que se desplacen habrán de consultar las cambiantes regulaciones de entrada de las diferentes provincias y ciudades, varias de las cuales exigen pruebas de ácido nucleico negativas a la llegada y restringen el acceso a aquellos que hayan pasado por zonas consideradas de riesgo.
Algunos prefieren los desafíos
Chen Hainan, una profesora treinteañera que vive en Shanghái, no pasa el Nuevo Año Lunar con su familia desde 2020 por culpa del covid. Pero como millones de chinos, este año desafiará contrariedades y restricciones para poder volver a casa.
Después de dos años privada de esta celebración Chen Hainan piensa volver a casa de sus padres en la provincia costera de Zhejian (este), aunque ello le suponga realizar cinco test PCR entre la ida y la vuelta.
“Al principio no contaba con volver este año”, dice justo antes de tomar su tren en la estación central de Shanghái, repleta de viajeros que regresan a ver a sus familias. “Pero después reflexioné. Hace ya dos años, así que decidí enfrentarme a todas las molestias”, añade.
Este día se da el pistoletazo de salida a la “Fiesta de la Primavera”, la reunión familiar más importante del año en China, el equivalente de las fiestas de Navidad en el mundo cristiano.
Miedo de no poder volver
Según la prensa, el número de viajeros es mucho mayor este año respecto a 2021. La estación de Shanghái ha estado casi toda la semana tomada por un flujo casi ininterrumpido de pasajeros.
En Pekín, el dilema es más complicado. Debido a los Juegos, las autoridades enfatizan todavía más la necesidad de no desplazarse. A los que desean partir, de todos modos, les aseguran que podrán volver con un test PCR negativo.
Pero no todos confían en esta garantía. “Nos quedamos en Pekín durante las vacaciones porque tenemos miedo de no poder volver si se detectan casos en nuestra ciudad o en otro lugar”, reconoce a AFP Joanna Feng, una arquitecta originaria de Wuhan.
“Evidentemente, los abuelos querrían ver a sus nietos por Año Nuevo. Pero iremos después de las fiestas”, explica.
Aquellos que procedan de lugares de China en los que se haya registrado un solo caso de contagio local de covid tienen prohibido su acceso a Pekín.
Las reuniones en templos y mercadillos en la capital china por la llegada del Año del Tigre han sido cancelados.
Según Ctrip, líder en China de reservas en línea de trenes, aviones y hoteles, las estancias cortas y las vacaciones cerca del domicilio han triunfado este año.
El adolescente de 18 años Huang Jinnan, trabajador en una fábrica de Shanghái, ni se plantea quedarse en la metrópolis económica después de haberse perdido las fiestas el año pasado.
“Voy a ver a mi abuela” a la provincia de Henan (centro). “Vuelvo a casa (porque) no tengo ningún otro lado adónde ir”.
Celebración mundial
También conocido como el Festival de la Primavera, las comunidades chinas de todo el mundo celebran el Año Nuevo.
Nueva York celebra una ceremonia de petardos, en la que harán explotar unos 600.000 en el parque Sara D. Roosevelt. Después habrá bailes de leones y desfiles por las calles de Chinatown.
Singapur organiza un desfile callejero llamado Chingay, que presenta carrozas, disfraces coloridos, actuaciones en vivo y fuegos artificiales.
Manchester es el hogar de una de las comunidades chinas más grandes y antiguas de Reino Unido y, en Año Nuevo, su dragón de 53 metros de largo desfila por las calles hacia el barrio chino de la ciudad.
En España residentes chinos recibieron el Año del Tigre con un colorido desfile en las calles de Barcelona.
En América Latina, ciudades como Buenos Aires, La Habana o Ciudad de México, entre muchas otras cuentan también con sus propias actividades y celebraciones para marca el inicio del Año Nuevo chino. (E)