En un mundo en el que el envejecimiento a menudo se lo vincula con limitaciones y pérdida de vitalidad, surge una luz de esperanza y transformación a través del arte. La artista Andrea Guevara, con una trayectoria que combina neurociencias y expresión visual, comparte su visión y experiencia a través de talleres dirigidos a adultos mayores, demostrando que nunca es tarde para crear, aprender y reconectar con nuestras capacidades más humanas.

El pasado 30 de agosto, como parte de un espacio de formación y recreación para adultos mayores, organizado por El Club de suscriptores de EL UNIVERSO y el Centro Fisioterapéutico Integral para el Adulto Mayor Geronto, Guevara dirigió un taller de arte que dejó una huella en los participantes. “Ver que los adultos mayores, tanto mujeres como hombres, estaban abiertos a aprender algo nuevo, fue increíble”, comenta la artista.

Desde la perspectiva de la también diseñadora gráfica, existe una diferencia entre arteterapia y talleres de arte. La arteterapia, explica, es una intervención psicológica que busca explorar traumas o diagnósticos a través del arte, mientras que sus talleres son una terapia ocupacional que busca activar funciones cognitivas y motrices, además de promover la interacción social y fortalecer la autoestima.

Señala que los beneficios son evidentes. Enfatiza que la práctica artística ayuda a activar la motricidad fina y gruesa, que a medida que envejecemos puede disminuir. “He visto cómo personas que no podían sostener una cuchara ahora manejan un pincel con soltura”, sostiene Guevara, quien añade que, además, el arte estimula áreas cerebrales relacionadas con la memoria, la creatividad y el razonamiento, ayudando a mantener la mente activa y saludable.

La motricidad, creatividad e ingenio fueron puestos en práctica por los adultos mayores durante este taller. Foto: Adrián Salazar

Motivación e inclusión en cada paso

La artista señala que la motivación para integrar estas actividades en la rutina de los adultos mayores debe venir de la familia, las instituciones y la comunidad en general. “Si los hijos o nietos acompañan, el impacto es aún mayor”, dice.

El arte, además de ser un ejercicio mental, ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, a fortalecer la memoria y a mantener viva la creatividad. “Es una forma de cuidar nuestra salud mental y física, y de seguir sintiéndonos útiles y activos”, enfatiza la joven.

Comprometida con su labor, Guevara continúa desarrollando talleres y productos que fomenten la creatividad y la salud cognitiva en diferentes públicos, incluyendo a personas con discapacidades mentales. “Mi objetivo es mostrar que el arte puede ser una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida en todas las etapas”, afirma.