El neoyorquino Jonathan Larson era un respetado compositor y dramaturgo que en 1996 murió repentinamente a causa de un aneurisma aórtico, a los 35 años de edad, poco antes de que su musical Rent, sobre un grupo de jóvenes bohemios en el Nueva York de la década de los 90, se convirtiera en un éxito mundial. La obra ganó premios Pulitzer y Tony al mejor musical, y permaneció en Broadway durante doce años.
Ese es el personaje que interpreta Andrew Gardfiel en Tick, Tick… Boom!, la película que marca el debut como director de Lin-Manuel Miranda, compositor que ya ha triunfado en Broadway como creador y protagonista de los musicales In the Heights (2008) y Hamilton (2015), y que el público puede recordar como Jack en el filme El regreso de Mary Poppins (2018).
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La historia, cuyo estreno mundial estaba previsto para el viernes pasado y este viernes 19 llegaría a Netflix, retrata a Larson luchando por encontrar el éxito poco antes de cumplir los 30 años de edad, en un momento de su vida en que se encuentra absolutamente estresado por haber dedicado ocho años a escribir y reescribir –y corregir infinitamente– una obra musical que lo arrincona a considerar si debería renunciar al aparentemente estéril oficio de elaborar guiones de teatro musical.
El tiempo transcurre (a eso refiere precisamente el nombre Tick, Tick ... Boom!) y Larson no percibe progreso en su obra, la cual realiza mientras intenta sobrevivir como empleado de una cafetería y residía en un quinto piso sin ascensor en el bajo Manhattan, dentro de un apartamento sin calefacción que compartía con dos compañeros de cuarto y un par de gatos.
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“Aquí está este musical póstumo del tipo que me hizo querer escribir musicales”, dijo Miranda sobre la motivación para emprender este proyecto escrito y protagonizado originalmente por Larson en 1990, con un elevado componente autobiográfico sobre sus complicaciones para escribir el musical Superbia, y que el dramaturgo David Auburn produjo nuevamente una década después. Miranda lo vio en el 2001, lo cual fue una inspiración en su carrera.
El director comentó a The New York Times que escogió a Garfield para el protagónico después de verlo en la producción de Broadway de 2018 Angels in America y pensó que era “trascendental”. “Me fui pensando, ‘Oh, ese tipo puede hacer cualquier cosa’”, recordó. “No sabía si podía cantar, pero sentí que podía hacer cualquier cosa. Así que lo escogí en mi cabeza probablemente un año antes de hablar con él al respecto”.
Durante la preparación para el papel, Garfield tuvo un maestro de canto y otro de piano, ya que hay secuencias en que debe cantar y mostrarse hábil frente a las teclas.
Pero esos son solo los aspectos técnicos de una actuación que Garfield interpreta de forma muy convincente para mostrar a un apasionado y frustrado Larson, exhibiéndolo de manera intensa en el mundo del dramatismo, tal como lo hiciera hace cinco años bajo la dirección de Mel Gibson en Hasta el último hombre (2016).
“Es algo extraño cuando hay alguien como Jon (Jonathan Larson) con quien no tenías ninguna relación antes, y luego, de repente, ahora hay una conexión misteriosa para siempre que nunca dejaré ir”, dijo Garfield al periodista Kyle Buchanan (The New York Times) en una videollamada reciente. “Me siento tan afortunado de que Jon me fuera revelado, porque ahora no recuerdo quién era antes de saber quién era Jon”.
Tick, Tick ... Boom es parte de la siempre ascendente carrera de Garfiel, de 38 años, quien apareció recientemente en Los ojos de Tammy Faye como el televangelista deshonrado Jim Bakker.
Además, los fanáticos del cine de superhéroes son comen las uñas ante la posibilidad de verlo nuevamente como el Hombre Araña en Spider-Man: No Way Home, que se estrenará en diciembre con el protagonismo de Tom Holland y también con la posible aparición de Tobey Maguire… ¡para sumar tres enmascarados en una misma película gracias al multiverso! (E)