Iris y Ariel tienen 17 años, son hermanos mellizos y viven junto con su madre y su hermana mayor, Lía, en una playa repleta de moluscos, pájaros y reptiles. Los adolescentes han crecido aislados del continente, en una relación fraternal que supera los límites de lo común y con un vínculo trascendental con la naturaleza. En busca de aquello que se vislumbra más allá del océano, Iris decide dejar la isla e ir a la ciudad. Los centros comerciales, el ruido, la búsqueda de un padre ausente, la separación de su mellizo y la ausencia de su madre definen la importancia del amor por sus hermanos y de su identidad en la naturaleza, esa es la trama que presenta La piel pulpo (Octopus skin), de la cineasta ecuatoriana Ana Cristina Barragán.