Juliette Binoche llega al prestigioso Festival de San Sebastián con la misma mezcla de magnetismo y misterio que la ha convertido en una figura irrepetible del cine europeo. Pero esta vez no basta con verla frente a la cámara: la actriz se reinventa y se adentra en la creación desde otro lugar, más íntimo y arriesgado.

Su proyecto In-I In Motion es mucho más que una película: es un acto de memoria viva, un intento por capturar la danza invisible entre lo que fue y lo que todavía vibra en ella.

El Festival de San Sebastián la recibe como a una vieja amiga, alguien que ya no necesita demostrar nada, pero que, sin embargo, sigue buscando lo inesperado. Hay en Binoche una valentía tranquila: no se deja encasillar, no se acomoda, y justo por eso emociona.

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El público no solo verá a la actriz premiada con un Óscar o con decenas de reconocimientos internacionales; verá a una mujer que se atreve a mostrar sus dudas, su vulnerabilidad y su permanente deseo de explorar nuevos lenguajes.

En un año donde el Zinemaldia pone la mirada sobre las creadoras, su presencia adquiere un peso simbólico. Binoche no es la estrella que baja a repartir destellos en la alfombra roja; es la artista que llega con el corazón abierto y la certeza de que el cine, como la vida, no se trata de repetir fórmulas, sino de transformarse una y otra vez.

San Sebastián 2025 quedará en la memoria como el momento en que Juliette Binoche, ya leyenda, decidió volver a empezar.

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‘In-I in-Motion, Robert Redford y su debut en dirección

El documental con el que se adentra por primera vez en el mundo de la dirección, y que, según recordó hoy en rueda de prensa, le impulsó a dirigir Robert Redford, fallecido hace unos días.

‘In-I in-Motion’ recoge, durante dos horas y media, la gestación del espectáculo teatral de 2007 de Binoche y el bailarín y coreógrafo británico Akram Khan, que mezclaba interpretación y danza y que gustó a Redford cuando lo vio en Nueva York.

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“Akram yo estuvimos con el espectáculo de gira durante muchos años. Fueron 110 actuaciones en muchos continentes que terminaron en Nueva York. Fue allí, cuando al salir del escenario Robert se acercó a mi camerino, cerró la puerta y me dijo: ‘tienes que hacer una película con esta pieza’, y le dije que sí, recordó la actriz.

Tras buscar financiación, Binoche se embarcó en el proyecto hace dos años junto al productor Sebastián Fonseca, comenzando por reunir las cintas que su hermana había rodado durante los ensayos del espectáculo, en los que la intérprete francesa desnuda su alma ante el público. (I)