El actor estadounidense Jeremy Allen White, célebre por dar vida al chef atormentado de The Bear, vuelve a la gran pantalla con un papel que promete intensidad y vulnerabilidad. El próximo 30 de octubre estrena Deliver Me from Nowhere en Ecuador, una cinta en la que se transforma en un joven Bruce Springsteen enfrentado a sus propios demonios y a una profunda depresión.
“Me atraen las historias centradas en hombres solitarios”, admite White, una frase que parece definir no solo su elección de personajes, sino también el tono de su carrera.
A sus 34 años, el actor se pone en la piel de Springsteen cuando grabó su icónico álbum Nebraska, el disco acústico que sirve como corazón emocional de esta película dirigida por Scott Cooper e inspirada en el libro homónimo de Warren Zanes.
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Para el actor, el motivo por el que parece haberse especializado en papeles de hombres carismáticos, pero angustiados es que muchas de sus películas favoritas “tratan sobre la soledad o su cura” a través de “la pertenencia, la comunidad y la familia, ya sea de sangre o de cualquier otra índole”.
“Me atraen estas historias centradas en hombres solitarios porque creo que el viaje que emprenden es en última instancia el de la pertenencia”, y son además procesos que “todo el mundo entiende”.
“Creo que intentar comprender a estos personajes es un viaje admirable”, añade, y por eso interpretarlas le hace sentirse “conectado” y “real”, explica.
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En el caso de Bruce Springsteen, que en la película muestra sus dificultades con su padre y en sus vínculos amorosos, “le resultaba bastante difícil confiar en la gente”, remarca, un proceso que pudo hacerse más complicado debido a la creciente fama del cantante.
“Cualquier tema que arrastres desde la niñez se hace más difícil si te haces famoso”, asegura, ya que “es fácil perder tu propio sentido de identidad, porque empiezas a creer lo que escuchas o lo que la gente te dice”, y en ese momento debes “tener ya una sensación de seguridad” para evitarlo.
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“Quería hacerle justicia sin imitarle”
Interpretar al cantante, incluso interpretando sus canciones, ha sido “un proceso abrumador” y de mucha responsabilidad, reconoce el actor, que era consciente de lo que “Bruce significa para tanta gente” y de que “la relación de un músico con el público y los fanes es muy íntima”.
White no era músico antes de interpretar a Springsteen y afirma que pasó “mes tras mes” tomando clases, acosado por la idea de que no sería capaz de hacerlo.
“Quería hacerle justicia y añadir suficiente inflexión en su voz al hablar y al cantar, e intentar plasmar su físico sin caer en la imitación o caracterización de este ícono del rock”, explica.
“Interpretar a cualquier persona real, y sobre todo a una persona viva, conlleva un peso increíble. Ese sentido de la responsabilidad siempre será más fuerte y profundo”, manifiesta.
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Por su parte, el director Scott Cooper señala que la película puede disfrutarse incluso sin ser seguidor de Springsteen. “Es una historia profundamente humana, que aborda experiencias con las que muchos podemos identificarnos, como el trauma infantil o la depresión”, explica.
Cooper destaca además que el involucramiento del propio Springsteen le dio un valor único al proyecto. “Su participación hizo que todo fuera más especial, porque pude consultarle cada detalle hasta construir una historia honesta, cruda y sin concesiones”.
“Este es Bruce en su punto más bajo y en su momento más vulnerable”, afirma.
“Hay que recordar que Bruce creció en la pobreza. No tuvo agua corriente caliente hasta los 18 años. Así que, tener este tipo de éxito le desorientó y le hizo sentirse culpable. Creo que todavía lidia con eso, lo que demuestra lo humilde y honesto que es, y por qué todos lo apreciamos”, añade Cooper.
El trabajo de Springsteen ha sido inigualable. Ha publicado 21 álbumes, ha ganado 20 premios Grammy, un Óscar, un Tony, el Kennedy Center Honors y la Medalla Presidencial de la Libertad. Ha escrito unas memorias que han sido un éxito de ventas y ha vendido más de 150 millones de discos en todo el mundo. Y a sus 76 años, es uno de los artistas en vivo más solicitados del mundo, conquistando multitudes que lo acogen con una devoción casi religiosa. (E)