Esta secuencia preposicional se emplea con el significado de ‘en busca de’. Se ubica después de verbos que transmiten movimiento como ir, dirigir, salir: Los azulgranas van a por el empate. Con igual sentido se usa solo «por»: Los azulgranas van por el empate.
Aunque «a por» no tiene mucha acogida en Hispanoamérica, no hay razones para que se cuestione su empleo. Hay que recordar que en el idioma español también hay otras estructuras con dos preposiciones que son de normal y frecuente aplicación. En este grupo están «para con», «por entre» y «de a». Ejemplos: Es amoroso para con sus hijos. La pelota pasó por entre las piernas del arquero. Me dio un billete de a diez dólares. Nótese que puede obviarse una preposición en cada uno de los ejemplos que preceden, sin que cambie el sentido de las oraciones: Es amoroso con sus hijos. La pelota pasó entre las piernas del arquero. Me dio un billete de diez dólares.
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Según algunos gramáticos, como Leonardo Gómez Torrego, la agrupación preposicional «a por» transmite con precisión la idea de ‘ir a buscar a alguien’ o de ‘ir a buscar algo’, pero si se omite la preposición «a», como se hace en Hispanoamérica, la frase podría quedar ambigua. Por ejemplo, «voy a por mi maestro» equivale exactamente a «voy a buscar a mi maestro»; pero «voy por mi maestro», si el contexto no está claro, puede tener algunas lecturas; entre ellas, se podría interpretar que «voy a reemplazar a mi maestro», «voy a representar a mi maestro», «voy en lugar de mi maestro», «voy porque mi maestro así lo quiere» o «no me interesan los demás, pero voy porque mi maestro está ahí». (Actualizado de La esquina del idioma de 24/01/2010). (F)
FUENTES: Diccionario panhispánico de dudas, de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española; Gramática didáctica del español, de Leonardo Gómez Torrego.