Nota de la Redacción: Reproducimos el pódcast ‘Entre Dos’, de EL UNIVERSO, con Carlos Alfaro Moreno, expresidente de Barcelona SC, para quienes prefieren leer. También puede verlo en nuestra cuenta de YouTube.

Carlos Alfaro Moreno es firme en sus críticas al Ministerio del Deporte por lo que señala como injerencia en la vida institucional de los clubes de fútbol, que nada reciben del Gobierno. Afirma que equipos como Barcelona SC deben hacer malabares para el cumplimiento de sus propios estatutos y la Ley del Deporte.

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Este 25 de mayo, los socios de Barcelona tendrán que elegir a su nuevo presidente entre Antonio Alvarez y Matías el Pony Oyola, luego de un fallido proceso anterior.

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Alvarez reemplaza en esos comicios a Carlos Alfaro Moreno, que fue inhabilitado para ir a la reelección de la presidencia que ejerció por cuatro años, esto a causa de un poco claro articulado de la Ley del Deporte, según su explicación. El expresidente y también exjugador canario confiesa en Entre Dos que le costó cortar el cordón umbilical con el equipo, particularmente en lo dirigencial: “Sinceramente, se me caían las lágrimas todos los días... Parece muy fácil, pero para mí no lo fue, sobre todo en lo afectivo. Extraño mucho...”.

Alfaro Moreno afirma que Alvarez y su equipo merecen que les vaya bien en las elecciones, pero serán los socios los que decidan quién asumirá la presidencia. Él llama a que se acuda a votar y que se “decida quién va a conducir el club y que sigan los éxitos, porque cuando a Barcelona le va bien hasta el país está más contento”.

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Usted fue un jugador muy querido, pero el paso por una dirigencia deportiva siempre es polémico. En su caso, ¿cuál fue la diferencia entre lo uno y lo otro?

Sobre todo porque los últimos presidentes no salieron tan bien; entonces, le pedí a Dios —yo soy un hombre de una fe inmensa— que el día que deje de ser presidente la gente me recuerde, me quiera y me tenga el mismo respeto que sintieron cuando dejé de ser futbolista, y eso era tener la vara muy alta. Yo siento, o sentí, que me debía reinsertar en la sociedad nuevamente, al estilo de alguien que fue privado de su libertad. ¿Por qué? Porque asumí y tomé la decisión de aceptar un cargo que te requiere las 24 horas del día, con una enorme responsabilidad, con un equipo con un enorme pasivo. Nos tocaron dos años de pandemia, justo en mi administración y cuando apenas ingresamos. Y bueno, simplemente, como decía, le agradezco a Dios el hecho de haber tomado acciones correctas, de haber salido en el momento oportuno.

Hoy, de regreso en la comunicación, me tomé casi un mes y medio, dos meses, para decidir cómo y dónde iba a trabajar y, bueno, estoy muy feliz de cómo me han recibido. Ayer (22 de mayo) me tocó comentar el partido en el estadio y tardé casi una hora en llegar a mi auto, sacándome fotos con la gente. Eso no le ha pasado a cualquier presidente que salía...

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¿Y cómo se puede liberar un periodista deportivo de esa pasión que implica el equipo cuando incluso ha sido ídolo, parte del Barcelona Sporting Club?

Sí, esa es una palabra que yo nunca me la creí. En este equipo nunca hay que creerse nada sin nuestro propio consentimiento. Ni que eres el gran ídolo, referente deportivo, ni cuando pierdes un par de partidos seguidos que no puedes salir a la calle prácticamente, no. Entonces, en esto trato de no contagiarme de comentarios, de sensaciones; sí me halaga y me siento orgulloso del cariño de la gente, del respeto del público barcelonista. Incluso me pasó algo muy particular: me tocó comentar para radio Diblú, de grupo Caravana, donde estoy trabajando, el partido del Clásico en el Capwell, y para mí, después de ser presidente de Barcelona, volver al Capwell a comentar era también un desafío. Hasta mi señora me decía: “No vayas, cuidado”. No, no es trabajo, profesionalismo, y la verdad tuve que caminar unos 50 metros de donde me dejaron con un carro y la gente me saludó, me pidió fotos; incluso se acercó alguien a decirme: “Mira yo soy de la Boca del Pozo. Te quiero pedir una foto porque te respeto y te admiro”. Entonces, la verdad que no lo podía creer, sinceramente, pero me halaga, me hace sentir querido y, bueno, simplemente quiere decir que uno, más allá de los colores deportivos, siempre trata de ser respetuoso en líneas generales.

La naturalización de Carlos Alfaro Moreno tiene para el expresidente de Barcelona un toque emocional que le causa gracia: su esposa Yesenea Mendoza le exige que reconozca que es naturalizado en Manabí. Él lo recuerda con sonrisas.

Pero haber dejado la dirigencia no fue necesariamente una decisión propia, sino una situación, una circunstancia específica de las últimas elecciones. ¿Su familia es la más feliz con esto? Porque de alguna manera lo ha recuperado, usted decía que se está reinsertando.

Sí, sí, sí. Todas las decisiones que yo he tomado en mi vida, incluso desde que dejé de jugar al fútbol. A mí me pasó algo particular en el 2002: tenía 37 años, iba a cumplir 38, estaba en época de retiro para un futbolista, pero estaba muy bien, habíamos ganado esa primera etapa, había sido importante dentro de la cancha, pero falleció mi papá de un paro cardíaco, de un ataque al corazón repentino; entonces, tuve esa sensación en la última despedida que quería hacerle un homenaje a mi papá, mi primer hincha, y creo que fue una de las decisiones más importantes y correctas, porque siempre quise que la gente me recuerde bien, con respeto, con cariño, no decir que “uy, extiende su carrera, quiere seguir jugando al fútbol, ya está veterano”. Incluso, siempre que jugué en Barcelona lo hice como extranjero; no es que yo me hice ecuatoriano para no ocupar lugar de extranjeros. Yo me retiré en el 2002 y me naturalicé ecuatoriano en el 2003, un año después porque ya... ¡Ay!, me río por un tema familiar. Hay una situación muy especial. Me casé, me enamoré, me casé (con Yesenea Mendoza), tengo hijos ecuatorianos, y me río porque mi señora me dice que yo soy naturalizado, pero de Manabí, que tengo que reconocerlo. Entonces, hay una situación especial ahí.

¿Por qué de Manabí?, ¿por la comida?

No, por mi esposa, que es del cantón Olmedo (ríe con gracia)

¿Cuánto influyó su padre en su carrera? Usted dice que al final de la misma quiso rendirle un homenaje a él.

Bueno, mis padres han sido fundamentales en mi vida. Mi papá amaba el fútbol, era hincha de River. Me llevaba con él —yo recuerdo en mi época de niñez— con la camiseta de River, el número 11 en la espalda. Ya nací zurdo para jugar. Me dicen Beto porque mi referente deportivo, mi ídolo de infancia era el Beto Norberto Alonso, uno de los máximos referentes de la historia de River Plate. Yo todo el tiempo pasaba relatando: “La lleva el Beto, la lleva el Beto”, y lo nombraba tanto al Beto que me empezaron a decir Beto a mí.

Mi padre ha sido clave en ese apoyo. Y son los dos, porque tenía la otra parte: soy hijo de mamá docente jubilada, donde además de entrenar y jugar en divisiones formativas, yo para tener permiso tenía que tener muy buenas calificaciones..., ser un ejemplo en cuanto a las calificaciones, comportamiento y demás; y, entonces, me instruyeron en las dos áreas. Yo tuve la oportunidad de estudiar Administración de Empresas en la Universidad Morón, en Buenos Aires; Tecnología Deportiva en la Universidad de Guayaquil, cuando todavía no decidía si iba a ser entrenador o no. Y después hice la carrera de Comunicación en Universidad Casa Grande, incluso una maestría también, porque siempre tuve esa cultura de instrucción en todas las áreas. Y por eso digo: soy un enorme agradecido de la conducción de mis papás.

Carlos, ¿cómo analiza la participación del Ministerio del Deporte dentro de lo que han sido las recientes elecciones de Barcelona, cuyos socios estarán votando este sábado, 25 de mayo?

A ver, es un lindo tema que quizás nos llevaría un programa entero, pero yo no estoy de acuerdo en el origen de este tema, que es la participación del Gobierno en casos puntuales de clubes del fútbol ecuatoriano. ¿Por qué? Porque los clubes no están exentos de pagar el agua ni la luz, no reciben absolutamente un centavo del Gobierno nacional. Esta es una ley nueva, y “nueva” digo entre comillas porque debe tener unos 3 a 4 años máximo, a partir del 2020, 4 años, en donde, además, porque normalmente al club lo rige su estatuto; este estatuto te limita, te impide un montón de situaciones.

El estatuto se reforma o se acepta en asamblea de socios, y Barcelona siempre se ha regido por su estatuto. Además, ahora, a través de esta nueva Ley del Deporte, tiene que ser regido y hay que hacer malabarismo entre el estatuto del club y la nueva Ley del Deporte para tomar decisiones. Por ejemplo, el estatuto dice que debes tener dos asambleas al año, una ordinaria y una informativa, la ordinaria entre los tres primeros meses del año, la informativa durante los tres últimos meses; la nueva Ley del Deporte te dice que, para que esa asamblea se dé, tiene que estar presente el 50 % del padrón más un socio; si no, tienes que hacer una nueva convocatoria, y para que estén presentes cerca de 3.000 socios, 4.000 socios, es imposible, es imposible; normalmente a la Asamblea van 200, 300, 400.

El exjugador de Barcelona SC Carlos Alfaro Moreno no puede evitar la emotividad al recordar a sus padres, quienes —dice— fueron fundamentales en su formación y carrera. Foto: Jorge Lozada.

A tal punto que la elección que se desarrolla este sábado es la última posibilidad, porque en la otra no hubo ‘quorum’.

Exactamente, justamente por esa nueva Ley del Deporte. Yo creo que, si le preguntamos a cada uno de los ecuatorianos si estuvo de acuerdo con los últimos gobiernos que pasaron, el 99,9 % decimos: “No, queremos algo mejor”.

¿Esta ley pretendió un manoseo de los equipos por la popularidad que representan?

Yo todavía no lo logro explicármelo. Sí la cuestiono porque, insisto, los clubes del Ecuador no reciben absolutamente nada del Gobierno nacional, nada, ni un centavo. No entiendo por qué tiene que haber injerencia, no tiene por qué el club pedir permiso al Ministerio.

¿A qué se debe limitar el Ministerio del Deporte?

Simplemente a regir las culturas deportivas en las cuales está implicado. Por ejemplo, Juegos Olímpicos, Juegos Nacionales, torneos sudamericanos inclusive, y lo vemos todos los días: hay quejas de los deportistas. Yo creo que deben estar inmersos en dedicar la máxima cantidad de recursos al apoyo a deportistas que vienen de enormes problemas económicos y necesitan, sí, el apoyo del Gobierno nacional con más lugares de trabajo, más centros deportivos y apoyo económico. Nos encantaría tener muchas medallas de oro en los próximos Juegos Olímpicos; ahí decididamente está implicado o inmerso el Ministerio del Deporte.

¿Qué hace falta para mejorar el desempeño deportivo?

Yo creo que una cultura quizás de apoyo general a los deportistas, que creo que no tenemos. Pero, en todo caso, ¿qué tienen que ver acá clubes profesionales de fútbol, que son entes autónomos, que son regidos por sus socios? Yo no lo entiendo. Normalmente los clubes son regidos por la Liga Pro para el torneo ecuatoriano y por la Federación Ecuatoriana de Fútbol, direccionada por la Conmebol y FIFA. No entiendo qué tiene que ver el Gobierno nacional en esto.

Estos son los partidos que le restan a Barcelona SC para intentar ganar la primera etapa de la Liga Pro

Y volviendo brevemente al tema de la elección, ¿por qué decidió Alfaro Moreno que sea Antonio Alvarez quien lo reemplace en la candidatura de su lista como candidato a la presidencia?

Bueno, realmente lo que sucedió fue en un momento que yo no estaba decidido a continuar y cuando conversamos ya en una decisión final que sí nos decidimos a seguir. Este es otro tema. Según el artículo, no me acuerdo qué número de la nueva Ley del Deporte, no estaba tan claro, pero decía que no puede haber tres reelecciones para un presidente; es lo que entendimos incluso las dos listas, porque una lista la lideré yo y la otra lista la lideró el ingeniero Rafael Verduga, que había sido durante tres años y medio vicepresidente financiero de nuestra administración, y se divide en dos listas; o los dos estábamos equivocados o interpretamos mal, o había una situación que nunca quedó clara, hablando de la Ley del Deporte. Teníamos 72 horas para subsanar la lista o apelar lo que el Tribunal Electoral había decidido. Para que se entienda, en época de elecciones la máxima autoridad del club es el Tribunal Electoral. ¿Quién designa el Tribunal Electoral? Los socios de Barcelona en asamblea.

Ese Tribunal Electoral nos dio 72 horas para subsanar. Nosotros nos reunimos con abogados; éramos más de 30, 35 personas. Me dicen a mí: “¿Qué hacemos?, ¿apelamos?”. Si apelamos, está la posibilidad de que quede toda la lista fuera. Si pasa la apelación, bien; si no pasa, queda toda la lista fuera. Yo dije: ”Ni loco voy a poner en juego la continuidad de la lista, yo doy un paso al costado, estoy sumamente realizado con lo hecho, propongamos quién es el nuevo candidato”. Y todos decidimos unánimemente que Antonio Alvarez, que había sido vicepresidente deportivo durante el último año, fuera el candidato, y se puso otro vicepresidente deportivo que hoy es José Luis Nogales. Esa fue simplemente una decisión grupal, incluso creo hoy, pasado el tiempo, porque en ese momento nosotros tomamos esa decisión de subsanar la lista, pero la otra lista apeló, pasó lo que no quería que pase si yo me aferraba quedarme. Por eso, atados al estatuto de Barcelona, al quedar una sola lista, era la ganadora, y el Tribunal Electoral entrega las credenciales a la nueva lista. Y el 13 de diciembre pasado se produce y se provoca el cambio de administración. Entonces, yo a partir del 13 de diciembre dije: “Me tomo unas vacaciones, en diciembre y enero paso en la playa con la familia”. Sinceramente, se me caían las lágrimas todos los días. Fue algo (hace una pausa)…cortar ese cordoncito parece muy fácil, pero para mí no lo fue, sobre todo afectivo. Extraño mucho...

Pero seguirá vinculado a través de esta lista que también es parte de sus simpatías.

No, no, no. No sigo vinculado. Después de haber sido presidente no puedo ser directivo por la nueva Ley del Deporte; y, al no tener la última decisión, es como ser capitán y después volver a ser marinero, o como ser gerente del banco y después volver a ser cajero. Es complicado para mí, y también mi presencia seguramente hará sentir incómoda a la gente que al asumir la representación legal debe tener la última palabra. Yo lo entendí siempre así, es una cuestión de respeto incluso. Entonces, preferí alejarme, pero además también necesito trabajar. Me tomé ese mes y medio, dos meses, casi todo diciembre y enero, para decidir. Tuve reuniones, pero la realidad es que he preferido que la gente que está en el club tome las decisiones. Creo que han tomado decisiones muy correctas, muy valientes, porque además, al no tener la representación legal del club no puede gestionar con tu firma ante los bancos los contratos de esos cuatro años. Entonces, ha sido muy complejo, muy complicados estos meses. Yo valoro mucho la valentía de Antonio Alvarez, de todo su equipo, y no solamente eso: han traído un entrenador de gran jerarquía. Empezamos por ahí: la gente está feliz, está contenta, así que merecen sin ninguna duda que le vaya bien el día sábado y que puedan trabajar tranquilos durante los próximos cuatro años.

Claro, pero serán los socios quienes decidan entre Antonio Alvarez y el ‘Pony’ (Matías) Oyola.

Por supuesto, como corresponde.

¿Y cuál es el mayor reto que usted ve en esta presidencia?

La gente quiere ser campeón todos los años. Nosotros en estos últimos cuatro años hemos jugado dos finales, una la ganamos (2020) y en el medio una semifinal de Copa Libertadores; Barcelona fue el único equipo no brasileño, o sea, ni argentino ni uruguayo ni colombiano, no brasileño entre los cuatro mejores de América, y el último año fuimos campeones femeninos, ganamos en Casa Blanca después de 26 años y el equipo en la acumulada quedó segundo, lo que le permitió acceder directamente a la fase de grupos de Copa Libertadores. O sea, siempre hemos estado peleando cosas importantes. Es nuestra premisa. Insisto, la premisa era el campeonato financiero, un Barcelona austero, que no podía salirse de un presupuesto, pero de la mano pelear todo lo que jugaba y, bueno, el gran desafío es seguir bajando el pasivo. Barcelona sigue en pelea, está en pelea, la gente está ilusionada, faltan dos partidos, puede ganar la etapa y eso es el barcelonismo: siempre querer pelear algo importante.

Y querer que el aire siga oliendo a caramelo para sus hinchas. Muchas gracias, Carlos Alejandro Alfaro Moreno, por acompañarnos en este ‘Entre Dos’. Esperemos que estas elecciones se desarrollen con total normalidad y no tengamos esos sobresaltos de las anteriores.

Así va a ser, porque ya está todo bien encauzado. Como muy bien dijiste: que los socios decidan, que se sea una fiesta del barcelonismo, como deben ser las situaciones electorales. Llamemos al socio a que vaya, a que acuda, que es lo importante, que decida quién va a conducir el club, y que sigan los éxitos, que cuando a Barcelona le va bien hasta el país está más contento. (D)