Después de la derrota con Uruguay aprendimos que Ecuador tiene un nivel bajísimo a nivel continental, que esta participación en la Copa América es la crónica de un fracaso anunciado, que los dichos absurdos de Hernán Darío Gómez tienen correlación con lo que juega la Selección, porque lo que dice lo hace. Sus declaraciones son vergonzosas, hechas por un desubicado que tiene incontinencia verbal. Hernán Darío Gómez es un hombre arrogante porque no puede aceptar que lo pasearon. La goleada tiene que ver mucho con la convocatoria, con alinear a defensas que no están en vigencia futbolística y en una flojar en tocar a Antonio Valencia, porque parece que él es el ordenador absoluto de la Tricolor y es intocable.

El partido demostró que nuestro fútbol está muy lejos de los mejores porque el Bolillo nos ha llevado a esa situación. No creo que haya tanta diferencia como lo expresa el 4-0.

Gómez no tiene la razón. En su presentación en la rueda de prensa, con base en todas sus burlas, nos hace notar que esconde muchas cosas. Los dirigentes de la FEF, después de esta Copa América, son ya corresponsables absolutos de lo que haga el cuerpo técnico. Ya no tendrán la excusa de que lo contrató el directorio anterior. Deben analizar que esa responsabilidad les puede llegar a ellos. Una de las selecciones de más bajo nivel de esta Copa América es Bolivia, que jugó mal ante Brasil pero mejor que Ecuador. No merecemos eso, pero tiene que ver con el trabajo de Gómez, con la convocatoria y con su sistema timorato. No hay rival que enfrentemos con valentía, todo es cobardía.

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La Selección está en shock. Si un técnico dice que retrocedió para que la goleada no sea mayor, qué puede pensar un futbolista. Tal vez un juvenil se deje impresionar, pero los que tienen más recorrido no tengan capacidad para recuperarse si escuchan lo que les dice Gómez. Ojalá esto se termine para ver la reacción de la FEF. (O)