Ricardo Vasconcellos Rosado: Carapaz, campeón en un país de dirigentes sordos

rvasco42@hotmail.com Pocos días después de que nuestro pueblo viviera las emociones triunfales del Giro de Italia Jefferson Pérez, nuestro doble medallista olímpico, emitió una sentencia de indiscutido valor por la gran verdad que encierra: “El mejor homenaje que el Gobierno puede rendir a Richard Carapaz es derogar la Ley del Deporte”.¿Es tan malo ese cuerpo legal? Peor que malo porque abrió la sepultura del deporte nacional, destruyó las instituciones que lo gobernaban y decretó la politización de esta actividad que antes estuvo en manos del voluntariado. Nació esta malhadada ley de la pretensión –cumplida en la década perdida– de poner bajo el mando de los políticos a toda la sociedad ecuatoriana; del deseo perverso de no dejar ningún segmento del conglomerado social sin el control del Estado. Nos ordenaron qué comer, cómo vestirnos, cómo cocinar, cuánta y qué energía eléctrica emplear, cómo comunicarnos y qué medios ver, escuchar y leer. Todo controlado por un sistema opresivo, vigilante y represivo con un sistema judicial esclavizado que persiguió toda disidencia por más pequeña que fuere.La Ley del Deporte puso esta noble actividad en manos de adherentes al partido de gobierno y canceló a todos los que, tradicionalmente, desde su voluntad de servicio, habían dirigido el deporte. El impuesto a los impulsos telefónicos que asignaban recursos directos a los organismos deportivos fue derogado. En su lugar se creó una asignación presupuestaria manejada por un ministerio del Deporte que distribuía los recursos a su antojo, dependiendo del grado de subordinación de las federaciones provinciales, nacionales y el Comité Olímpico Ecuatoriano (COE). Se nombraron ministros incapaces y esta cartera de Estado debutó con el escándalo de los “comecheques”.Las federaciones ecuatorianas por deporte quisieron mantener su independencia, pero el objetivo final era captarlas para designar un Comité Olímpico adicto. El encargado de la embestida final fue el exministro del Deporte José Francisco Cevallos, quien intervino a 40 federaciones ecuatorianas, excediendo sus atribuciones y con el voto de los interventores se eligió a la directiva del COE, encabezada por el viceministro de Deportes, Augusto Morán, quien sigue desde 2012 en el cargo. Tesorera de ese directorio nacido del empleo de la fuerza fue la actual secretaria nacional, Andrea Sotomayor, designada en el proceso de reelección secretaria del COE y luego ministra. Más tarde borrarían al ministerio y la nombrarían en el cargo que hoy ostenta.Una muestra de la politización y de los errores de la ley es la elección de los presidentes de las federaciones provinciales, a cargo de una mayoría de representantes del poder ejecutivo. En Guayas se designó a Pierina Correa, hermana del presidente y delegada del Ministerio de Salud. Las consecuencias se vieron pronto: a un proceso destructor se llamó “La nueva era” y condujo a la muerte del deporte de Guayas, con secuelas de irresponsabilidad, negligencia y corrupción.Al presidente Lenín Moreno no le interesa el deporte y su desconocimiento del mismo es enciclopédico. Poco puede servirle la asesoría de la Secretaría del Deporte, pues esta dependencia está en el mismo nivel. De la actual secretaria solo se conoce su repudio a toda forma de crítica, su intemperancia, sus cartas aclaratorias kilométricas (“No aclares, que oscurece”, afirman que decía Napoleón) y sus discursos confusos con los que intenta explicar “el apoyo del Gobierno” a toda la actividad deportiva. Visión de cíclope, pues para todos quienes siguen el deporte tienen una pésima idea de su gestión. Basta leer lo que se escribe en las redes sociales.“¡Que nadie se suba a la bicicleta de Carapaz!”, es el grito de moda al escuchar y leer a la secretaria del Deporte en su afirmación de que su oficina ha apoyado siempre al ciclista carchense. Hay un episodio del que se ha dicho poco y que esperamos oír la versión de Carapaz y sus otros dos compañeros que estuvieron con él en los Juegos Bolivarianos del 2017 en Santa Marta, Colombia. Tenemos una recopilación de todos los artículos publicados en la prensa sobre este hecho.A través de esas informaciones sabemos que Carapaz, Jonathan Narváez y Jonathan Caicedo aceptaron competir en los Bolivarianos, pese a que su carrera profesional en Colombia y España había alcanzado ya un alto brillo. Carapaz había corrido la Vuelta a España, una de las pruebas de ruta más famosas del mundo. Nunca antes un deportista tricolor lo había logrado. Narváez había fichado en agosto de ese 2017 con el prestigioso equipo Quick Step Floors y Caicedo tuvo una buena participación en el Clásico RCN Imagen.Los Bolivarianos son la competencia menor dentro del ciclo olímpico y bien podían haber rechazado hacer un alto en su programa de carreras internacionales en Europa o América y no representar al país. Sacrificaron mucho al llegar hasta Santa Marta para vestir el uniforme nacional. Un periodista, Ernesto Almeida, reportó que “según contactos que tiene en Colombia, al llegar los pedalistas a Santa Marta no fueron recibidos por ningún directivo y tampoco sabían en cuál hotel debían alojarse. Por tanto, tras la inauguración de las justas, se fueron a cena”. Su destino fue una pizzería y acompañaron la comida con cerveza. A ese local llegó la secretaria del Deporte y otros dirigentes, quienes informaron que los tres ciclistas se hallaban “en estado de ebriedad”.El diario Expreso , en nota del 12 de noviembre de 2017, dice que de inmediato se ordenó la expulsión de los tres ciclistas y que la decisión fue tomada por la entonces ministra del Deporte, Andrea Sotomayor, quien formaba parte de la delegación. Ella ordenó también que el COE, la Federación Ecuatoriana de Ciclismo y el propio ministerio abrieran un expediente para fijar la sanción. Los deportistas regresaron a Tulcán y dieron una rueda de prensa en la que no revelaron detalles del suceso, pero prometieron que harían revelaciones cuando se abriera el expediente sancionatorio. Por supuesto, reconocieron su falta disciplinaria y pidieron excusas por su conducta. El abogado de los pedalistas, Marlon Escobar, explicó que sus clientes alistaban sus descargos, ya que los organismos deportivos procederían mal si los castigaban sin permitirles defenderse. El exatleta Silvio Guerra pidió que con el mismo rigor se castigara a los malos dirigentes.¿Se abrió el expediente disciplinario en el que los deportistas iban a hacer revelaciones sobre el suceso? Hasta hoy no se sabe nada. Si hubo el enjuiciamiento y la defensa de los deportistas; si se impuso una sanción, aparte de la expulsión, nos interesa conocer los detalles. Desde esta columna pedimos formalmente una copia de dicho expediente y la sentencia que se dictó.Lo que sí sabemos es que seis meses después del hecho, supuestamente “muy grave”, la Secretaría del Deporte incorporó a Richard Carapaz al “célebre” Plan de Alto Rendimiento con una minúscula asignación para un deportista de élite que vivía en España. Después de la victoria en el Giro, nuestro Diario reprodujo el 4 de junio pasado una entrevista en que la secretaria Sotomayor afirmaba que el Gobierno sí había apoyado a Carapaz y que a esa hora el victorioso ciclista estaba recibiendo $ 2.300 mensuales. Cuando la entrevistadora de Teleamazonas le preguntó desde cuándo, ella, muy fresca, respondió “desde ayer”.Richard Carapaz ha ingresado al templo de las grandes figuras históricas de nuestro deporte, no solo por su hazaña en el Giro, sino también por una frase para el bronce: “Pedirle ayuda para el ciclismo en Ecuador es como hablarle a un sordo”. (O)

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