Diario EL UNIVERSO es experto en capear temporales y sortear los obstáculos que crea el abuso de los ‘poderosos’ y las odiosidades políticas. Lo ha hecho a lo largo de su casi centenaria historia con expertos capitanes, estos sí de altura, como su fundador Ismael Pérez Pazmiño, Ismael y Sucre Pérez Castro, Carlos Pérez Perasso y actualmente Carlos y César Pérez Barriga.

La persecución política ha ido desde la clausura, el cierre de sus instalaciones, las órdenes de captura a sus ejecutivos y periodistas, el exilio y los juicios por parte de un poder judicial sumiso y obediente, sin dejar de lado el acoso gubernamental y la suspensión de la publicidad oficial.

Imposible olvidar que el jefe de la FARC (Familia de la Revolución Ciudadana; otra vez gracias Alberto Dahik por tu ingeniosa sigla) pretendió apoderarse del Diario, o al menos silenciarlo, usando a un juez–amanuense– y un pendrive con la sentencia redactada en una oficina particular en el episodio que pasó a la historia como el caso Chucky Seven, que dictaminó que EL UNIVERSO debía pagar 40 millones de dólares para reparar el ‘honor ultrajado’ de Rafael Correa, entonces dueño de todos los poderes.

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La desaparición de la dictadura correísta no ha sido total como suponíamos iba a ocurrir desde que el presidente Lenín Moreno se declarara libre del dogal que le había colocado en el cuello su mentor. Muchos sobrevivientes de la Revolución Ciudadana superviven alegando ser simpatizantes de Moreno y se aprovechan del poder de su cargo para resucitar detestables episodios de abuso. Lo hacen no solo los que están en los cargos públicos, sino los que estuvieron ayer y hoy se hallan al frente de instituciones, sin olvidar las mañas que supieron poner en práctica cuando disfrutaban de las mieles del autoritarismo que ellos representaron muy bien.

EL UNIVERSO ha sido adalid de la lucha por la vigencia de la libertad de expresión y ha sufrido por desafiar a tiranos de todo pelaje. En el deporte, de modo especial, fue el medio de comunicación que denunció y apoyó la investigación de los delitos cometidos por Luis Chiriboga Acosta, hoy sentenciado por la justicia nacional. Muchos callaron, pese a que en la Fiscalía reposaban los documentos acusatorios utilizados por la fiscal estadounidense Loretta Lynch.

Nuestro Diario criticó la conducta del exentrenador Gustavo Quinteros en el manejo de la Selección que iba camino a ser marginada de la disputa del cupo a Rusia 2018. La respuesta de este fue una catarata de insultos reveladores del origen del DT y una eliminación vergonzosa.

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También criticamos la indisciplina de los seleccionados y la protección de la FEF, que quiso ocultar el episodio; la irregular concesión de los derechos de televisión, el desacato del presidente de la FEF a las órdenes judiciales, que motivó una causa en su contra sospechosamente detenida; la conversión de Barcelona de club deportivo popular a central política, la demolición perversa del complejo Pío López Lara con la anuencia de los dirigentes de la Federación Deportiva del Guayas –en un atentado inmoral al patrimonio federativo– y la negligencia de esta Federación en el mantenimiento de los escenarios, lo cual motivó la intervención y destitución de la presidenta, todos los dirigentes y la administradora.

Aunque ‘periodistas’ obsecuentes –defensores de todos los dirigentes de la Ecuafútbol y viajeros incansables como invitados de esos directivos– se empeñan en negar que el presidente de Barcelona tenga algo que ver en la ahora revocada decisión de impedir el acceso a la información sobre la llamada Noche Amarilla a nuestro Diario y en la negativa de acreditar al personal de EL UNIVERSO. No hay duda que la idea provino de la cúpula dirigencial del club.

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Las razones para sostenerlo son muchas. Primero porque el estilo de manejo del club es autoritario. Solo José Francisco Cevallos toma las decisiones. Junto a él, Juan Alfredo Cuentas es consultado sobre temas financieros. Segundo porque es imposible que la decisión comunicada a nuestro Diario por los empleados de Relaciones Públicas haya sido iniciativa de estos. Si así fuera, Cevallos habría perdido el control de la institución que estaría en manos de los empleados.

La intención de impedir la información sobre el programa de Barcelona es un atentado a la libertad de expresión que, seguramente, iba a terminar en un proceso judicial, aparte del escándalo que ha lastimado más la ya deteriorada imagen del club, azotado por las deudas, las contrataciones de jugadores lesionados, la mediocre campaña de 2018 y la entrega del club a los operadores políticos. Hoy niegan el atentado a la libre información, pero nadie duda de que existió como un rezago de los años correístas que Cevallos supo representar muy bien en su política de abusos impunes.

El otro tema en cuestión es el de la ‘autonomía’ de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, interpretada en el medio nacional como la facultad de esta entidad para tomar decisiones al margen de la Constitución y las leyes. Para sus dirigentes y sus asesores legales, la FEF es la única institución en el país que no es responsable ante la ley. Sus directivos creen que pueden obrar como les venga en gana sin ningún respeto a la Carta Magna y al ordenamiento legal vigente en Ecuador.

Una muestra de esta conducta ocurrió en diciembre del 2015 cuando el club Manta, representado por Jaime Estrada –hoy candidato a vicepresidente– pretendió ejercer una acción de protección para impedir la reunión de un congreso que iba a reelegir a Luis Chiriboga. Los sabios juristas de la FEF alegaron que este organismo no estaba sujeto a la Constitución y las leyes de nuestro país. Su dependencia solo era hacia la FIFA y a sus propios estatutos, creando así, dentro del territorio nacional, un ‘Estado Fantasma’ e intocable. Hasta que llegó Loretta Lynch y también la justicia suiza y metió a la cárcel a los dirigentes de la propia FIFA y a los de varias confederaciones, incluido Luis Chiriboga.

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Hoy aparece Álex de la Torre, vicepresidente de la FEF y presidente de la Comisión de Disciplina en la era Chiriboga, y repite el argumento de que el Estado, a través de la Secretaría del Deporte, no tiene ninguna injerencia en los procesos de la Ecuafútbol y que no van a tomar en cuenta las opiniones de esta dependencia gubernamental respecto de las elecciones.

De la Torre es recordado por ser el brazo ejecutor de las venganzas de Chiriboga contra los disidentes. Todo arranca en la malhadada Ley del Deporte, que fue elaborada por expertos venezolanos con la asesoría de empleados de la Ecuatoriana de Fútbol. Es esa ley la que establece que mientras las demás Federaciones Ecuatorianas están obligadas a someterse a la Constitución y las leyes del Ecuador, la de Fútbol solo debe obediencia a la FIFA y a sus estatutos.

La solución más cercana a la moralización del deporte es la derogatoria de esa ley que estatizó todo el deporte ecuatoriano y lo puso en las manos de Alianza PAIS. Esa debe ser la tarea del Gobierno Nacional, convocando al voluntariado deportivo a generar una nueva Ley del Deporte para que devuelva esta actividad a los entendidos y la rescate de las sucias manos de la burocracia. (O)

Es imposible que el intento de vetar a nuestro Diario haya sido iniciativa del área de prensa torera. Si así fuera, Cevallos habría perdido el control del club que estaría en manos de los empleados.