El 2018 nos deja un abanico de opciones para el análisis. Su inicio fue tormentoso, en tratándose de la disputa legal sobre los derechos audiovisuales del campeonato ecuatoriano, disputa de la cual salió enjuiciado hasta el presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF). Esto generó que los equipos del torneo, sintiéndose afectados en sus intereses, apuraran la creación de la Liga Profesional, en lo que se denominó la rebelión de los clubes cuando declararon su nacimiento jurídico.

Mientras la crisis continuaba en el campo legal, los clubes apuraron su marcha para apropiarse al andar de sus derechos que estaban en riesgo. Todos recordamos esa frase contundente del presidente de Emelec, cuando dijo: “Si van 24 en un bus y el bus no anda bien y están en riesgo hay que cambiar al conductor o cambiar de bus”. Al final los clubes decidieron cambiar el bus y también al conductor.

Otro capítulo para recordar fue el precipitado nombramiento del director técnico de nuestra Selección y para ello se dio de baja todo lo actuado, lo que dejaba ver que el análisis de varias carpetas era puro cuento, porque el escogido a dedo era Hernán Bolillo Gómez.

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El año también ha traído consigo una serie de escaramuzas políticas para ganar la presidencia de la FEF. Aunque todo no ha salido a la luz, hay algunos hechos que han trascendido, como por ejemplo que la LigaPro desea tener también el poder de la Ecuafútbol en sus manos. Aunque no han podido consolidar el nombre que los represente, se conoció que dos personajes estarían en lista: Jaime Estrada y Francisco Egas, sin que se conozca todavía si serán capaces de dejar sus aspiraciones individuales y formar un binomio. O si todavía siguen los cálculos preliminares de cuántos votos cuentan para que les garanticen el triunfo.

En tanto las asociaciones, que representan un poder electoral importante, se han fijado en Selim Doumet, quien también tendría el apoyo de varios clubes del país; y algo más que no hay que descuidar y que podría suceder: que el actual presidente de la FEF, Carlos Villacís, agazapado y sin hacer mucho ruido, olvidándose de la recomendación de cercanos que le dijeron “que bote esa pendejada”, siga de cerca los movimientos preelectorales, para analizar si a última hora lanza su candidatura.

Ahora que conocemos que las elecciones están programadas para finales de enero del 2019, en los próximos días el escenario de ofertas pondrá caliente el ambiente político de nuestro balompié. En el ámbito futbolístico, deja algunos temas históricos el 2018 como que la FEF no tendrá más la potestad de organizar los campeonatos nacionales y todas las competencias que conlleva, como las económicas, de justicia, de marketing, de programación, etcétera, que las asumirá la LigaPro en 2019.

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Además, el sistema de campeonato –que tan buena acogida ha tenido los últimos años– no podrá ser replicado en vista porque ya la LigaPro anunció que es imposible al jugar con 16 equipos, con una fase con partidos ida y vuelta y playoffs, desde cuartos de final, ofreciendo 254 partidos. Por lo tanto, no tendrá otra manera que crear los partidos a finish entre los primeros ocho ubicados.

En lo futbolístico el 2018 nos deja a los dos equipos más destacados, Liga de Quito y el Emelec, que son los que consiguieron el cupo –de acuerdo al sistema– para reservar finales si hay ganadores distintos en las dos etapas. Hay que reconocer que los dos equipos tuvieron en este año un proceso de recambio. Liga debió armar un nuevo equipo que le permitió ser pretendiente del título, tomando en cuenta que en el 2017 terminó octavo en la tabla acumulada. Mientras, Emelec debió en el camino incorporar a un nuevo entrenador: Mariano Soso. Luego del desgobierno que vivía Alfredo Arias, a Soso le ha costado mucho tiempo armar el equipo ideal y adaptar sus ideas y principios.

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Sea quien sea el campeón en el 2018, nos deja claro que Emelec seguirá luchando por mantener esa hegemonía que ha tenido el fútbol del Guayas, que desde el 2012 ha puesto al monarca del fútbol ecuatoriano, luego que desde el 2005 hasta el 2011 fueron títulos conseguidos por Liga de Quito, Deportivo Quito y El Nacional. Algo para reconocer también es que el Club Sport Emelec, por nueve temporadas consecutivas, o sea desde el 2010 hasta el año 2018, ha sido finalista (ha sido primero, segundo o tercero) y eso es digno de reconocimiento.

Liga, que este año celebró el inicio de sus actividades en 1918, aunque su fundación oficial fue en 1930, es el club con más reconocimiento internacional por sus títulos de Copas Libertadores, Sudamericana y Recopa, entre el 2008 y el 2010. Ha regresado al protagonismo del campeonato nacional disputando una nueva final y si la llega a ganar se convertiría en la 11ª corona ecuatoriana en sus vitrinas. Cuenta con una dirigencia que sin duda apuntaló el equipo siempre, en las difíciles y en las buenas. Los Paz hacen también un enfrentamiento con Neme en esa tarea de administrar acertadamente a un club de fútbol en nuestro país.

Al margen de que fueron los dos mejores equipos, es verdad que los dos están muy lejos en lo futbolístico de los equipos campeones de Gustavo Quinteros, de Omar De Felippe e incluso al de Arias, campeón del 2017. Y la misma comparación la podemos hacer cuando cotejamos a los equipos poderosos de LDU, que jugaban, gustaban y ganaban en cualquier plaza.

No hay que desconocer que el certamen 2018 ha estado cargado de emociones, en vista de que existieron equipos que pelearon fuerte la posibilidad de ser finalistas. Me refiero sobre todo a Macará y Delfín, porque a Barcelona y sus reiterados problemas internos lo sacaron del juego. Los resultados comprobaron que esos nudos críticos, dirigenciales, económicos, políticos y otros, desconcentraron al equipo en su propósito.

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Es importante recalcar que el 2018 nos ha dejado entre los goleadores, a varios ecuatorianos que con sus cifras rompieron récords históricos, como el que consiguió Jhon Cifuente (37) o la efectividad de Brayan Angulo (28), el mejor año de Edson Montaño (25) y Carlos Garcés (20) y el propio Juan Luis Anangonó (16), engalanaron a los tiempos la tabla de artilleros.

Toda la emoción que ha producido el sistema del campeonato y que nos ha dejado también un torneo con un nivel técnico inferior al de otros años, entrega un mensaje: que los equipos, sobre todo los que participarán en Copa Libertadores deberán fortalecerse. Igual para el resto que jugarán la Sudamericana y ni hablar del campeonato 2019, donde conocemos que existen cuatro equipos que jugarán la serie A y que recibirán por ingresos de los derechos de TV, como si fuesen conjuntos de la serie B. Eso es mucho que decir, cuando se trata el tema de refuerzos y lo que representa armar un equipo competitivo.

El 2018 que termina y en lo futbolístico será recordado como un año de transición. Veremos si todos los esfuerzos de modernización y de rigurosidad en el fair play financiero, en la optimización del marketing y en la superación de la competencia se hace realidad. Pero también veremos si la FEF, dentro de su nuevo marco de acción, puede organizarse lo suficiente para que nuestras selecciones tengan mejor futuro que el mostrado en estos últimos años y que demuestre que es una institución jerárquicamente robustecida.

Pienso que la organización de nuestro fútbol tuvo en el 2018 que tocar fondo para reaccionar. Lo bueno es que al menos lo hizo así y creó nuevas esperanzas. Estaremos atentos y vivamente interesados en hacer seguimiento para ver si toda esa anunciada planificación se cumple, como se ha ofrecido. Será el tiempo el encargado de demostrarnos si el 2018 es para recordarlo o para olvidarlo. (O)