LDE y el Vicente Rocafuerte, socios de la gloria

Por: Ricardo Vasconcellos R. | rvasco42@hotmail.com Con orgullo guardo uno de aquellos botones de ‘Campeón Deportivo’ del VR como recuerdo de mi paso por el Vicente Rocafuerte, en la época que quisiera volver a vivir si existieran los milagros. Suelen preguntarme a veces qué época quisiera volver a vivir si existieran los milagros y jamás dudo en la respuesta: la de estudiante del colegio nacional Vicente Rocafuerte. A los vicentinos de siempre no nos importa que la politiquería haya cambiado el nombre de nuestro querido plantel y que le hayan nacido gemelos.Para nosotros será siempre el querido e inolvidable Vicente Rocafuerte en cuyas aulas y patios pasamos los años más hermosos de nuestras vidas, educados por grandes maestros y bajo la rectoría de ciudadanos de alta probidad y civismo. Luego llegaron las etapas aciagas y hoy poco queda de las grandes eras.Las charlas de nuestros maestros nos hicieron enterar de la grandeza del establecimiento que dio más de una docena de presidentes de la República, científicos de prestigio, juristas notables y deportistas que marcaron la historia. Algo había oído en las charlas familiares de las proezas deportivas de los vicentinos. Y en la revista del colegio don Hugo Delgado Cepeda nos contó alguna vez que los primeros atisbos del deporte moderno se dieron en el plantel cuando aún era el San Vicente del Guayas. En la llamada Casa de Campo Tomás Gagliardo, Ramón Gallegos y otros maestros iniciaron la práctica de la gimnasia en aparatos, la natación y el remo alrededor de 1868. Y fue Gagliardo y sus compañeros los que dos años después fundaron el club llamado Perseverancia, que fue el primero en la historia del deporte en el Ecuador.Delgado Cepeda, benemérito educador vicentino, contaba también en la revista que en los años 20 se produjo un gran movimiento deportivo en el colegio. Nacieron atletas como Telmo Oyague, Enrique Gil Gilbert –que fue campeón de velocidad–, boxeadores como Martín Zevallos y Carlos Sangster, multideportistas como Elí Jojó Barreiro, futbolistas de la talla de Alfonso Drouet, Miguel Roque Salcedo y toda una legión de grandes triunfadores en las canchas y en las piscinas.Y fue en 1928 que se produjo la fusión que marcaría una leyenda. Liga Deportiva Universitaria desfallecía en los campos deportivos mientras los vicentinos ganaban cada vez mayor prestigio. Los universitarios decidieron pedir a los colegiales afiliarse a la LDU, pero se encontró un obstáculo reglamentario: solo los alumnos universitarios podían representar al club. La solución fue cambiarle el nombre. El 20 de junio de 1928 los estudiantes reunidos en asamblea adoptaron el de Liga Deportiva Estudiantil.La LDE fue el club con mayores glorias deportivas en todo el país por al menos durante 60 años. Por sus filas pasaron Carlos Luis y Abel Gilbert, Luis Alcívar y Ricardo Planas, los inmortales Cuatro Mosqueteros del Guayas, campeones sudamericanos de natación en Lima, en 1938; Pancho Segura Cano, tres veces campeón del mundo de tenis; próceres de la talla de los hermanos Elí, Rubén y Augusto Barreiro, Juvenal Sáenz Gil, Carlos Guapala Paladines, Alberto Stagg Coronel, Fidel Miranda Robalino, José Gabriel Capobianco, Cuchivive Castillo, Oswaldo Reinoso, Rafael Mármol, Electra Ballén, Alberto Bayas, los hermanos Miguel, Libio y Alberto Herrera, Chicho Venegas, Isaías Otoya, Pepe Farra, Luis Vera, César Salazar, Gastón León, Arturo Flores y muchos más, casi todos estudiantes vicentinos.Cuando un alumno con aptitudes deportivas llegaba al Vicente Rocafuerte, los scouts lo llevaban donde Miguel Roque Salcedo, quien nos daba la hoja de afiliación a LDE y una orden para tomarse seis fotos en la Fotografía Victoria. Y para todos fue un orgullo representar a LDE y ser seleccionado vicentino.Cuando ingresé al Vicente, en 1954, tuve un deslumbramiento. En un partido de fútbol entre profesores y alumnos había cada estrella. Entre los maestros jugaban Alfredo Freire Rendón –titular en el arco del 9 de Octubre–, los excracks Gustavo Maridueña y Carlos Barrezueta, el exdefensa de Barcelona Luis Jordán, Vicente Pereira, Lucho Merino y el querido Jorgito Egas, de LDU y Everest. Entre los alumnos destacaban el arquero Santiago Elejalde, Bolívar Sánchez, Alfredo Morán, Julio Rubira, Chalo Salcedo, William Vítores, Otón Chávez, Óscar Margary, Rubén Panquecho Ordóñez, entre otras figuras.Luego vi en la cancha del colegio jugar contra el Eloy Alfaro a un brillante grupo de basquetbolistas como Pablo y Mario Cabanilla, William Phillips, el malabarista Augusto Betancourt, Carlos Valle, Freddy Freire y Julio Castillo, dignos herederos de ese equipazo que ganó los Intercolegiales entre 1948 y 1952 formado por Carlos Aguirre Macías, Pedro Fermín Cevallos, Alejandro Ríos, Teófilo Lama y otros.Cuando llegué a entrenar a la piscina colegial me encontré con consagrados nadadores como Pepe Ferretti, Esteban Sachs, César Barrezueta, Andrés Vasconcellos, Víctor Flaco Aguirre, Buenaventura García, Manuel Corcho Suárez, quienes nos acogieron a los principiantes entre los que estábamos Jorge Jiménez, Gonzalo Peralta, Alfredo Mancilla, Modesto Mackliff, Oswaldo Méndez, Guillermo Medina, Agustín Fuentes, Guido y Gustavo Abad, Carlos Montero, Víctor Castañeda y otros inolvidables compañeros de las selecciones vicentinas.En la segunda semana de diciembre se celebraban casi simultáneamente el Día del Deporte Vicentino y el Día del Deportista Ligado, donde se premiaba a los más destacados del año y a los campeones intercolegiales.En el Vicente el premio era un pequeño botón blanco de solapa donde lucía grande en color azul la VR y abajo decía “Campeón Deportivo”. Con orgullo guardo uno de aquellos botones como recuerdo de mi paso por el Vicente Rocafuerte, en la época que quisiera volver a vivir si existieran los milagros

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