Aquel habemus, verbo auxiliar, me causa gracia porque me recuerda visitas a las ruinas de Pompeya cuando traducía grafitis políticos, eróticos, gastronómicos. En Guayaquil veo con indulgencia vestida de ternura fallas ortográficas plasmadas en muros o vehículos pues allá notaba en la fachada de un antiguo restaurante romano "abemus pullum" (tenemos pollo) con la ausencia de la letra h. En los lupanares, las prostitutas dejaban consejos a veces subidos de tono. Mi esposa preguntaba: “Bernard ¿qué dice allí?” pues sencillamente una frase de Suetonio aconsejando al morboso de turno moverse tal como decimos en el idioma guayaquileño “pila pero no flechado”. Un cliente de paso llegado de Grecia perennizó la misma frase en su idioma: “Speude bradeos” mientras algún romántico hacía suspirar seriamente a una quinceañera (cum grave decem et quinque annorum puellae suspirio), los atropellos a la sintaxis volviéndose sabrosos.

Habemus papam es la frase que provocó el grito eufórico de la multitud en la Plaza de San Pedro. Saliendo elegido un cardenal argentino, la Iglesia se puso al día como lo hizo en su época Salvador Allende (socialismo con empanadas y vino tinto). Al decirnos que Francisco gustaba del fútbol, se ponían en el bolsillo a los seguidores de Maradona, Messi, Barcelona o Emelec. Brotaron comentarios acerca del currículo movidito del flamante pontífice pero un contacto mío, más cuerdo que todos nosotros, me pidió esperar la actuación de Francisco antes de catalogarlo. Me agrada aquel nombre escogido cuando, supongo, preguntaron al recién elegido “Quod nomen tibi est?”.

Las parrilladas argentinas existen desde la misma Biblia si recuerdan ustedes la que ofreció un hacendado a su hijo pródigo, carne tierna de una ternera cebada o el cordero pascual que se sirvieron Jesús y sus discípulos, tal como lo relata San Lucas: “Llegó pues el día de los Ázimos en que se debía inmolar la pascua". Pese a lo que dijo Benedicto XVI el verbo inmolar indica con claridad que Jesús no era vegetariano. Cualquier verbo usado en diversas interpretaciones del evangelio llega a lo mismo: necare, trucidere, mactare, serán siempre matar o inmolar. Me encanta que los cardenales tengan que entenderse en latín, pedir una pizza con todo en el más clásico idioma: (ecrustum crustum cum omnibus in eo). Si Francisco llega a Guayaquil le ofreceremos un cebiche de pescado curtido con cebollas en limón (piscis bulbiscum in citreo malo muria conditus). Si va donde el Tío Sam le ofrecerán una hamburguesa de Mac Donald (bubulae molitae globulum) y desde luego papas fritas (solanas tuberosas in modo gallico frictas). El nuevo papa ha de apreciar un vino tan rico como el de Caná: quizás un Malbec, un Torrontés, un Viognier, un Bonarda. Le han de agradar la melancolía de Carlos Gardel, la audacia de Astor Piazzola, el talento del pianista Horacio Salgán. Más difícil será para él lidiar con temas como la homosexualidad, el condón, el aborto, el divorcio, la pedofilia, pues ciertamente serán escollos difíciles de sortear. Recordará que no se puede tapar el sol con un dedo aunque sea bendito o ungido.