Con una dedicatoria para su nieto Miguelito, sale a la luz el libro La tercera es la vencida: últimas palabras y el oscuro resplandor, del escritor guayaquileño Miguel Donoso Pareja. El volumen es una curiosa miscelánea de citas de lecturas realizadas; de microrrelatos de vida que adquieren el tono de pequeñas piezas ensayísticas, en las que Miguel cuestiona la estupidez humana plasmada en lo que llamamos la información publicada; además –a los 80 años no podría ser de otro modo–, es una fina reflexión, balanceada con serenidad y humor, sobre el sentido de la existencia y el acabamiento de la muerte.

Como autor y maestro, Donoso es un grande de las letras hispanoamericanas. A partir de un realismo psicológico y de una poesía de denuncia social en los años de 1960, su obra consolidó una audaz experimentación verbal y formal en la década de 1980, hasta desestructurar los géneros de 1990 en adelante. Su trabajo es una búsqueda que ha hecho de la escritura una indagación apacible del yo. Conmueve el testimonio del mexicano Juan Villoro, quien considera a Donoso “un intelectual de primera fila”, por el empuje que le dio a toda una generación de escritores mexicanos.

Villoro nos regala una confesión estremecedora: “Recibe un abrazo muy grande de quien no ha tenido mayor ambición que ser tu alumno”, le escribe a Donoso, quien, por donde ha andado, ciertamente no sin polémica, se ha jugado por los escritores y por la buena literatura. El boletín de prensa 36-04-2012 del Ministerio Coordinador de Patrimonio –institución que publica este tomo– anuncia que el jueves 19 de abril, a las 19:00, en el auditorio del MAAC en Guayaquil, presentarán este libro Jorge Velasco Mackenzie, Livina Santos, Abdón Ubidia y la ministra María Fernanda Espinosa; esta última suscribe, en la contratapa, una nota que dice que esta es “una obra que debe ser promovida y difundida”.

No sé qué cara van a poner esas personas en ese acto cultural: este libro es un absoluto desastre en cuestión editorial, pues está afeado por muchísimas erratas imperdonables. El sudafricano J. M. Coetzee ha sido transformado en Jr. M. Coetzee; el apellido del ecuatoriano Leopoldo Benites muta a Benítez; las páginas están plagadas de falsos inicios de párrafos; las frases repletas de dobles espacios en blanco; hay pésimo uso de las cursivas; el pronombre él sale sin tilde; nos confunden varias comillas invertidas; hay yerros en las citas; guiones mal usados; faltan puntos aparte… ¿Con estas carencias en la calidad se atesoran nuestros patrimonios verbales y de la memoria?

El comentario de la ministra Espinosa concluye: “Nuestro afán es promocionar a nuestros mayores escritores que constituyen también parte fundamental de nuestros patrimonios”. Si en verdad es así, este entrañable autor se merece que estos ejemplares sean retirados de circulación para que un corrector de pruebas y de estilo, calificado y responsable, revise todo el libro. Es más, el escritor debe ser indemnizado y desagraviado, y, por tanto, debe empezar a aparecer una Biblioteca Miguel Donoso Pareja que recoja, en ediciones decentes y cuidadas, las obras más significativas de este autor que se ha ganado un auténtico homenaje respetuoso.