Frecuentemente discrepamos solo en el significado de las palabras. Un ejemplo es el diverso significado que damos a laicidad y a laicismo. Todos o casi todos estamos de acuerdo en que el Estado no tenga religión, y en que los ciudadanos tengan la religión que decidan, o no tengan religión alguna. Esta separación entre el Estado y credos religiosos se llama laicidad.
La laicidad se hace posible y llega, cuando los estados tienen ya diversos vínculos de unión de sus ciudadanos, como una lengua común, escuelas, vías de comunicación. Antes, la religión era el único vínculo; por eso los gobernantes imponían la misma religión a todos sus ciudadanos. “La religión del príncipe debía ser la religión del pueblo”. El gobernante imponía su religión no por creyente, sino por político.
Contribuyó también a la laicidad la reflexión de que Dios no es el autor inmediato de todo. Dios no formula inmediatamente los sistemas políticos. El hombre asume la responsabilidad de organizar su convivencia; por eso el poder viene inmediatamente del pueblo, de la sociedad humana; en último término viene de Dios, quien nos creó para una vida social.
La laicidad es un grande paso adelante; pues es libertad religiosa del ciudadano y manifiesta que ya no hay motivo o pretexto para subyugar a lo religioso.
Si no hay libertad religiosa, no hay laicidad; sin libertad la laicidad se convierte en laicismo. La laicidad se convirtió en laicismo en Ecuador por dos causas. Una causa es el ambiente de falta de diálogo, en el que se produjo la separación entre Estado e Iglesia. Algunos clérigos pretendieron conservar el monopolio del saber y algunos laicos ingresaron al campo del saber con espíritu de revancha. Faltó y falta madurez para el diálogo integrador.
Otra causa es la afirmación de que la experimentación científica es la única fuente del saber humano. Algunos pretenden que la ciencia es la única fuente del saber. Según ellos, solo lo que es conclusión de experimentos es conocimiento; ellos prescinden y hasta niegan lo que está fuera del campo de los sentidos, del campo de la experimentación: Niegan la revelación y adoran a la diosa razón.
El laicismo niega a Dios en la sociedad. El laicismo dice que si Dios existe, ha de ser recluido en los templos.
En un debate televisado para defender la instrucción religiosa (que no es la catequesis, que es responsabilidad de cada credo) de los que no pueden pagar pensión, afirmé: Ustedes tienen derecho de “creer” que no hay Dios en la sociedad, pero no tienen derecho de imponer este, su “credo”, a los demás. El laicismo impone su “credo” del No Dios en la sociedad. El laicismo regresa a esa etapa de sociedad en la que “La religión del príncipe (la religión actual del No Dios) debe ser la religión del pueblo”.
Excluir a Dios de la sociedad es excluir la fuente de los valores humanos, uno de ellos el binomio libertad-responsabilidad. Una consecuencia es el auge de la multiforme criminalidad. Laicidad es libertad; Laicismo es recorte y opresión.