Poco antes de que en la ciudad de México se inaugurase la estatua de Benjamín Carrión, en la renombrada casa de remates Christie’s, de Nueva York, se vendió un cuadro de Oswaldo Guayasamín. Dos acontecimientos honrosos para el país.
La obra es un óleo pintado sobre madera y titulada Quito en rojo. Corresponde a la época en que Guayasamín pintó una serie de cuadros sobre la ciudad de Quito, hace algo más de 40 años. No es la primera vez que obras del artista son vendidas en casas de remates de Nueva York o de Madrid, pero en esta ocasión Quito en rojo alcanzó un elevado precio para un autor latinoamericano, el de 314.500 dólares. Cuando Guayasamín pintó Quito en rojo, ya figuraba entre nosotros como uno de los mejores artistas; no obstante, el precio de sus obras era bajo y en sucres. En las últimas décadas de su vida, tras alcanzar merecido prestigio internacional, loablemente Guayasamín dedicó buena parte del fruto de sus obras a la construcción de ese hermoso monumento, la Capilla del hombre.
A unos cuantos grandes artistas europeos la fama les llegó después de muertos. Sus obras, en estos tiempos, han alcanzado precios enormes, millones o centenares de miles de dólares, mientras sus autores tuvieron una vida azarosa y murieron en la pobreza.
Paul Gaugin, francés, decidió a los 35 años dejar una cómoda vida de corredor de bolsa, y dedicarse exclusivamente a pintar. Sus obras no despertaron mayor interés. Se autoexilió en Tahití, donde pintó espléndidos óleos con motivos típicos de la isla. Enfermo, pobre y solitario, murió a los 54 años de edad, en 1903.
El holandés Vincent van Gogh (1853-1890), comenzó con modestos empleos hasta que se dedicó a la vida religiosa. Predicó por un tiempo a los mineros, soportando al igual que ellos una subsistencia dura. Finalmente decidió dedicarse a la pintura y ya en Francia realizó sus mejores obras de tipo posimpresionista. Asombra hoy día que apenas llegara a vender un solo cuadro en su vida, por unos cicateros 1.600 dólares actuales. Mentalmente disturbado y pobre, se quitó la vida a los 37 años. Su cuadro Retrato del Dr. Gachet fue rematado a un precio (actualizado) de 143 millones de dólares.
En cambio, Pablo Picasso, desde los 17 años pintó obras que llamaron la atención. Su arte cubrió varias etapas. Una de sus más famosas pinturas es la Guernica, realizada en respuesta al bombardeo de la ciudad vasca Guernica, durante la Guerra Civil Española. Picasso vivió largamente, alcanzó fama universal y apreciable fortuna.
Las obras de Guayasamín, en buena hora, se recomiendan por sí mismas. Quizá conviene promover el conocimiento de algunas pinturas de otros artistas nuestros, como Kingman, Viteri, Villacís, Mena Franco, Tábara y más. El Ministerio de Cultura, la Casa de la Cultura, la Asociación Ecuatoriana de Residentes en Nueva York, podrían auspiciar la realización de exposiciones de obras de estos y otros ecuatorianos, en ciudades como Nueva York.