Gabriel Vargas no lleva el apellido de Alfredo Gil (El Güero, como era conocido en los escenarios), pero lo considera su padre adoptivo, maestro y mentor musical. Lo fue desde los 7 años, dice, cuando sus padres biológicos le cedieron la patria potestad para que se lo llevara y enseñara de la música.
Era niño, mas ya tocaba la música de Los Panchos, a quienes incluso consideraba ya sus ídolos, asegura Vargas. El Güero era uno de los fundadores del trío, el cual ahora él dirige. Se integró en 1978. “Fue cuando mi padre se retiró y me dejó en su lugar y tocando el instrumento que él inventó: el requinto”.
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Musicalmente el famoso trío Los Panchos surgió en 1944 en Nueva York (Estados Unidos), donde El Güero residía. Él convocó al también mexicano Jesús Chucho Navarro y al puertorriqueño Hernando Avilés, quien fue el primero en desertar. Vargas comenta que él vive en España y que se adjudica la creación del trío, “pero mi padre tuvo la idea de formarlo y así lo registró en 1950. Él tenía todos los derechos, que luego me los delegó a mí”.
La primera presentación de Los Panchos –reseñan algunas de las varias biografías sobre la agrupación– tuvo lugar en el Hispanic Theatre de Nueva York. Al principio el trío interpretaba la música ranchera mexicana e incluso el primer disco que grabó fue en ese género y se tituló Mexicanto. Este material incluyó el bolero Hasta mañana, el cual animaría luego al grupo a abrazar un estilo musical que lo hizo famoso.
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Eran tres voces e igual número de guitarras, una de las cuales El Güero convirtió en requinto, comenta Vargas. Lo hizo, explica, porque necesitaba un instrumento con un puntero (la prima, como se conoce al sonido de una de las cuerdas) que tuviera la misma melodía dulce de la primera voz.
“Al reducir la dimensión de la guitarra (el requinto es más pequeño), mi padre le subió dos tonos y medio para que sonará más agudo y sacará la tesitura cómoda de puntear la primera voz”, anota Vargas.
Agrega que él atestiguó el éxito que cosechó Los Panchos. Aprendió del estilo ‘panchista’ y fue su “único alumno”. Musicalmente, indica Vargas, el trío registró varios cambios de su primera voz. Entre otros, Raúl Shaw Moreno, que estuvo solo nueve meses; Julio Rodríguez, Johny Albino, Enrique Cáceres, Ovidio Hernández y Rafael Basurto Lara.
También se sumó al trío la vocalista estadounidense Eyde Gormé, con quien, por una propuesta del sello CBS, grabaron los álbumes Great Love Songs in Spanish (Amor, en idioma español), 4 Vidas y Blanca Navidad. Otras voces femeninas que acompañaron a El Güero y Navarro fueron la italiana Gigliola Linguetti, Estela Rabal y María Martha Serra Lima, con quien Los Panchos cerró esa etapa.
En 1978, cuando El Güero decide retirarse (él falleció en México en 1999), lega su lugar a Vargas, quien en 1993 y tras la muerte de Navarro –quien fue el único de los fundadores que se mantuvo en el trío–, debió reestructurar a Los Panchos. Actualmente y desde hace casi una década lo acompañan sus compatriotas Jaime Islas, en la primera voz; y Taurino Aguilar, en la segunda.
“Como dijo el maestro ‘no cambien el estilo porque si no dejamos de comer’ y eso es lo que hemos hecho. Seguimos tocando los clásicos de oro de Los Panchos, como Rayito de luna, Sin un amor, Una copa más, Sin ti, pero también algunas melodías nuevas”, expresa Vargas, quien con los otros dos ‘panchistas’ brindan hoy Un concierto inolvidable en Guayaquil.
Ayer Los Panchos tenían previsto actuar en Quito. Con ellos, José Luis Rodríguez, El Puma, cantante venezolano de trayectoria que, asimismo, recordará sus éxitos; entre otros, Voy a conquistarte, Culpable soy yo, Amalia Rosa, Hay muchas cosas que me gustan de ti, Voy a perder la cabeza por tu amor, María, Dueño de nada y Pavo real.
Concierto
El show en Guayaquil es hoy, a las 21:00, en el Centro de Convenciones. Entradas: $ 39 preferencia, $ 79 vip y $ 129 black box. Venta: Musicalísimo del Mall del Sol, Policentro y Village Plaza.