Una preocupación profunda por un tema fundamental como el amor, en todas sus dimensiones, fue la excusa perfecta para que el destacado escritor quiteño Abdón Ubidia tomara su pluma y elaborara un detallado y lúcido ensayo al que ha denominado La aventura amorosa, que fue presentado en Quito esta semana y está bajo el sello de la editorial El Conejo. En él, Ubidia se interna en los caminos más complejos que adoptan hombres y mujeres para encontrar la felicidad afectiva, muchas veces hasta de forma clandestina. Pero también aborda cómo muchos otros seres humanos desisten de este riesgo para no violentar lo institucionalizado.

¿Que lo motivó a escribir La aventura amorosa?
El asunto es que en estos tiempos se han descuidado muchos temas trascendentales de la vida, como el amor, que va cambiando a medida que pasa el tiempo, al igual que ciertas instituciones como la familia. Toda esta recomposición del orden social ha hecho que proliferen nuevas formas de relacionamiento amoroso. Si hubo una época donde predominó el matrimonio consolidado, el enamoramiento y la pasión, ahora lo que abundan son las aventuras amorosas y es un buen momento para abordarlas.

¿Cuándo habla de la aventura amorosa se refiere al amor clandestino?
No necesariamente. El juego del enamoramiento, el coqueteo del noviazgo, ya constituye una aventura amorosa. Eso es lo que yo llamo las micropasiones y dedico a este tema un capítulo completo en el libro. Pero también esta aventura puede ser clandestina y es de algo que no se habla abiertamente en la sociedad. Lo que me interesa destacar, ante todo, son ciertas constantes que en el plano del amor se han mantenido más allá de las formas históricas.

¿Constantes como cuáles?
Tenemos paradigmas que se mantienen dentro de la aventura amorosa sin importar la cultura o el momento histórico y a los cuales me refiero en el texto: El amante, el amado, el engañado, el rival, el confidente, el alcahuete, el coro asocial que murmura y la figura del sustituto que viene a reinventar la aventura amorosa en el lugar que ya se creía desierto.

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¿Y las referencias para hablar de estos personajes y del tema en general de dónde las obtuvo?
Puedo citar un buen número de novelas fundamentales que todos debemos conocer y leer, porque gracias a estas novelas y a la literatura en general es como conocemos la forma completa de la vida. La mitología actual es la literatura. Para facilitar la lectura de este libro he tomado como referencias textos de El Quijote, Madame Bovary, Lolita, Bella del señor, El amante, El final de la aventura, El arte de amar, entre otros. Obras a las que todos tenemos acceso y creo es necesario que las conozcamos.

¿Por qué plantear este tema ahora y no, por ejemplo, hace diez años?
Quizás porque antes no teníamos muy clara la idea de este nuevo mundo que ha cobrado el amor. Hace diez años no había mucha conciencia que todos los discursos políticos o de la ciencia se habían vuelto fragmentarios, inacabados y el discurso del amor también es fragmentario.

¿Y hay experiencias personales en su ensayo?
La verdad sea dicha todos tenemos una vida y es inevitable no vivir. Incluso en el grupo de escritores como (Jorge Luis) Borges, que era muy austero, hay una vida, así parezca muy pequeña en relación a las vivencias de los grandes aventureros que ha dado la literatura.

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¿Cuándo descubre que su vida sería escribir?
A muy temprana edad, a los 12 años, aun cuando no tenía el instrumental para emprender esa aventura literaria. Pero esto ya fue tomado en serio a los 22 años, cuando me involucré con el movimiento de los Tzántzicos, que era un grupo de jóvenes que venían a alborotar el panorama literario de una ciudad (Quito) que en 1960 tenía 300 mil habitantes.

¿Con qué genero literario se identifica más?
Se me viene más fácil hacer cuentos. Sé que hay una cabeza de narrador y una cabeza de poeta, pero poeta no puedo. Siento una pena muy grande pero nunca lo he logrado.

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¿En qué momentos prefiere escribir?
Cuando uno es joven puede darse ciertos lujos, puede escribir buscando condiciones exclusivas como el silencio, la música adecuada, etcétera. Pero a medida que va avanzando la vida, el tiempo se nos viene corto y procuro escribir donde sea, como sea. Sé que cada vez el tiempo es más avaro y se necesita decir lo que se debe decir.

¿El Abdón Ubidia de ahora conserva los ideales de hace 40 años?
Diría que esa necesidad primaria que tuvimos de escandalizar con los primeros cuentos se ha moderado. Conservo mi carácter provocador, irreverente, pero de forma más madura.

Apuntes
Abdón Ubidia es narrador, ensayista y crítico literario. En la década de los sesenta fue parte de un movimiento contestario denominado Tzántzico.

Su libro de relatos Bajo el mismo extraño cielo, editado por el Círculo de Lectores en 1979, mereció el Premio Nacional de literatura ese mismo año.

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Algunos de sus relatos han sido traducidos al inglés, francés, alemán, ruso e italiano. La novela Ciudad de invierno ha alcanzado 22 ediciones.