El martes 24 de mayo fue develada una escultura del escritor e intelectual ecuatoriano Benjamín Carrión, en la Plaza de la Santa Veracruz, ubicada en el Centro Histórico de la ciudad de México.

En la escultura de bronce, realizada por el artista mexicano Pedro Filiberto Ramírez Ponzanelli, el creador de la Casa de la Cultura, ensayista, novelista y crítico, aparece sentado ante a una mesa, jugando ajedrez; junto a la estatua hay otras mesas, para que los caminantes que deambulan por el parque estén junto a Carrión, descansen y establezcan con él un diálogo imaginario o también jueguen ajedrez. Al lado está una frase de Carrión: “Seamos una potencia de cultura porque para eso nos autoriza y alienta nuestra historia”.

Además del embajador del Ecuador en México, Galo Galarza, a la inauguración del monumento asistieron representantes de la Secretaría de Cultura, del Centro Histórico y del Distrito Federal de México, las ministras de Cultura y Patrimonio del Ecuador, y familiares del intelectual ecuatoriano. Su hija, Pepé, señaló que el mérito de su padre fue soñar en grande y llevar a la práctica esos sueños.

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El embajador ecuatoriano dijo que se concibió “una imagen que no fuera la clásica del prócer subido en el corcel o empuñando la amenazante espada o coronado de laureles, sino que fuera una representación que se acoplara a la vida cotidiana de la plaza. Y es así como se quedará Benjamín Carrión para siempre en el corazón de la ciudad de México”.

La relación de Carrión con México fue larga y fructífera: allí escribió y publicó varias de sus obras, ejerció como embajador y fomentó la amistad entre los dos pueblos. Por su relación con México recibió en 1967 el Premio Benito Juárez.