Divorcio, desalojos, desórdenes alimenticios, problemas con la custodia de un pequeño, los típicos desamores y uno que otro deseo suicida. Todo esto y más, de lunes a viernes en Mostro de amor.

No se dejen engañar por la pegajosa canción de inicio, la segunda parte de El Cholito ha erradicado toda la diversión de su pasada historia, aterrizando en territorios dramáticos que se alejan de todas las fortalezas de su trama inicial.

Se podría llegar a decir que la taxista ecuavisense ha adquirido todas las cualidades características de las primeras aventuras del Cholito, mientras que este parece haber llegado a una crisis de mediana edad.

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La gracia de aquellos personajes que agradaron al televidente en su momento, ha quedado relegada a un segundo plano para abrir paso a sus emociones más oscuras. No estoy diciendo que esto sea malo para una producción nacional en términos actorales, pero no parece que este es lugar para hacerlo.

Mostro de amor termina siendo una novela con letras mayúsculas, con un personaje principal que simplemente no calza entre tanto drama. Si solo el resto de sus partes se alinearan para realzar las bondades de dicha figura, el seriado podría beneficiarse y terminar entregando aquella historia que formó a un ídolo de multitudes.

Si bien El Cholito sigue siendo El Cholito, sus vecinos, aliados y enemistades, están metidos en un drama monstruoso.

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(*) Lunes a viernes 20:45 por Teleamazonas.