Cansada y estresada se encontraba una ballena jorobada que el viernes pasado quedó atrapada en redes de pesca a 50 metros del balneario Playa Rosada, en la comuna Palmar, en la península de Santa Elena.

El mamífero marino fue avistado a las 14:00. Batalló al menos durante cuatro horas para zafarse de aquella red de nailon (monofilamento), un arte de pesca que prohíbe la Subsecretaría de Recursos Pesqueros.

Alberto González, coordinador del organismo en esta provincia, explicó que este hilo genera una luminosidad que atrae a las especies, que lo confunden con alimento.

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Daniel Castillo, director del Ministerio del Ambiente en la Península, dijo que pedirá a la Subsecretaría que inicie operativos de decomisos de estos implementos. No obstante, manifestó que los casos de ballenas enredadas no son comunes.

Gabriela Cruz, presidenta de la Federación Nacional de Cooperativas Pesqueras del Ecuador (Fenacopec), manifestó que actualmente “está estancado” un proceso de cambio de redes, en el cual los pescadores entregan las mallas de nailon y la Subsecretaría les da anzuelos y redes de color verde.

Dijo que, el año pasado, unos 400 pescadores cumplieron el proceso y que hay otros grupos de 49 comunidades inscritos, pero no hay avances. “El año pasado, ocho meses demoró el cambio”, refirió Cruz.

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Las nuevas artes de pesca fueron entregadas en puertos manabitas, indicó la dirigente, quien sostuvo que “técnicamente” no se puede determinar que la red de nailon pertenezca a pescadores artesanales porque también se la utiliza en la pesca industrial. Agregó que con la prohibición de su uso también debería restringirse la importación de este insumo.

Jessica Falconí, de la Fundación Ecuatoriana para el Estudio de los Mamíferos Marinos, proyectó que, al año, entre 35 y 39 ballenas se enredan con esas mallas pesqueras. De junio a septiembre, las jorobadas, que provienen del sur del continente, llegan a nuestras costas por su fase de reproducción.

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Consecuencias

Una causa común de los varamientos de las ballenas jorobadas es la interacción con algún arte de pesca, pues al quedar enredadas mueren ahogadas por la imposibilidad de salir a respirar.

Varamientos
En agosto pasado, una ballena jorobada murió al quedar varada en las playas de Ancón. En el 2009, la Subsecretaría de Recursos Pesqueros reportó el varamiento de un tiburón-ballena y de una ballena jorobada. El primero pudo ser salvado. En el 2008, dos cetáceos se vararon.